Rostro sin imperfecciones

Corregir e iluminar son los dos pasos que debes seguir para que la piel de tu rostro luzca radiante

Rostro sin imperfecciones

Tan perfecto como el de una muñeca. Así puedes lograr que se vea tu rostro si disimulas los pequeños defectos que hay en él (los hay en todos) y lo iluminas bien, evitando el aspecto apagado.

De sabias es rectificar

Ninguna mujer debería prescindir del corrector porque sus efectos son mágicos... si se utiliza bien. De entrada, debes probártelo con luz natural y usar muy poca cantidad. Según el tipo de piel que tengas, debes escoger una textura u otra.

  • Si tienes el cutis seco, con manchas y granitos: mejor utilza corrector en crema o barra.
  • Para pieles normales: emplea preferiblemente un corrector de textura líquida, más ligero.
  • En los rostros muy grasos: lo recomendable es usar polvos compactos, que son mucho más densos.

Que se haga la luz

Cumplidos los 35, el iluminador debe formar parte permanentemente de tu neceser de belleza. Porque también a partir de esa edad, el rostro empieza a perder su luz natural. Los iluminadores en textura líquida, que debes aplicar con esponja, resultan más prácticos y ofrecen mejores resultados.

Cuando te lo apliques, dispón algunos puntos (poca cantidad) en el centro de la frente y también de la barbilla.

Cómo combinar corrector e iluminador

Una vez la piel limpia e hidratada:

Aplica el corrector después de la base. Así cubrirás la mayoría de imperfecciones sin sobrecargar el rostro. Además, si aplicaras el corrector primero, lo arrastrarías después con la base y se desplazaría del emplazamiento en el que realmente te interesa que esté. Dispón también algo de corrector sobre los granitos o las manchas que la base no haya cubierto del todo. Y también en la parte oscura de las ojeras.

Enfatiza ciertas zonas con el iluminador. También se utiliza con ese fin, no solo para iluminar. No dejes de aplicarlo...

  • Bajo las cejas, justo en el punto que queda más alto. De esta forma agrandarás visualmente tus ojos.
  • En el lagrimal. Un poco de luz entre el extremo interno del ojo y la aleta de la nariz hace que la mirada se llene de vida.
  • Donde se unen pómulos y sienes. El resultado es que el contorno del rostro queda más definido.
  • En la ‘V’ del labio superior. Tu boca se verá realzada al instante.

Qué color de corrector te conviene

No puedes escoger su tono al azar, sino dependiendo de lo que persigas.

Para disimular manchas. Las claritas se tapan con un corrector medio tono más oscuro que tu piel. Si son muy oscuras, escógelo uno o dos tonos más claros que tu cutis.

En caso de tener bolsas. Se disimulan con un corrector un tono más oscuro que el de la piel.

La ojeras. Si son marronosas, el corrector beis es el ideal. Sin tienden a azul o violeta, solo se neutralizan con el amarillo.

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