Logra entenderte mejor con tu médico

¿A veces te sientes mal atendido por el médico de cabecera? Descubre por qué puede ocurrir y cómo lograr que la situación cambie

Logra que tu médico te atienda mejor

Pedir de forma precipitada que te cambien de médico de familia porque un día te ha hecho sentir incómoda, puede no ser lo más acertado. Es muy probable que sea un excelente profesional aunque en un momento dado no te lo haya parecido.

Debes ponerte en su lugar...

Alrededor de la mitad de los médicos de atención primaria sufren, según indican varios estudios, el 'síndrome del burn out'. Es lo que popularmente llamamos 'estar quemado'. ¿Por qué?

Exceso de pacientes y de burocracia. Cada doctor debería atender a unos 1.500 enfermos pero la realidad es que a la mayoría les asignan muchos más. Y encima, tienen que emplear un tercio de su jornada laboral en rellenar informes, bajas... Por eso es fácil que a veces te embargue la sensación de que te examina demasiado rápidamente o de que ni siquiera se molesta en hacerlo. A lo mejor no era realmente necesario. No hay que confundir el estrés o el trato frío de un médico con falta de profesionalidad. Lo importante es salir con la sensación de que te ha escuchado y te ha dado una explicación para tu problema.

Desprestigio y problemas laborales. Hace décadas, los médicos eran socialmente muy respetados. Ahora, se han convertido en muchos casos en el receptáculo (diario) del enfado de los pacientes por los recortes que ha sufrido el sistema sanitario en los últimos tiempos. Un gran porcentaje de ellos han recibidio amenazas e incluso han sido agredidos.

... pero él también debe ponerse en el tuyo

Pese a la realidad que viven los médicos, hay situaciones que no deberían darse en una consulta:

No conoce tu historial. Antes de que entres, su deber es echarle un vistazo para conocer tu estado de salud general.

No te escucha (o parece no hacerlo). Es un gran error porque solo tú sabes de verdad cómo te sientes.

Enseguida te medica: los médicos más deprimidos o desanimados suelen recetar más fármacos y derivar más a los especialistas, según un informe de la Universidad Ben-Gurion del Négev (Israel).

No te examina... pese a tu insistencia. A veces no lo hacen porque, como apuntábamos antes, no es necesario. Pero, aunque no lo sea realmente, si tú sientes que solo te quedarás tranquila si te realiza la exploración, debe hacértela. No vale aquello de "he visto mil casoso iguales". Cuando te examine, no debe ir explicándote a la vez qué es lo que te pasa: tu mente no podrá estar pendiente de lo que te dice porque estará concentrada en el examen físico. Debe darte la información cuando termine.

Se explica a demasiada velocidad y de forma no muy clara. Que le entiendas es fundamental. De lo contrario, no podrás aplicar bien el tratamiento.

Tu actitud puede mejorar las cosas

Que tu médico cambie de actitud no es responsabilidad tuya, pero tú también puedes contribuir a que la relación con él sea mejor.

Muéstrale todo tu respeto. ¿Sabías que los médicos más preocupados por hacer bien su trabajo pero no pueden son los que se estresan más? Es lo que indican los estudios al respecto. Si notas los síntomas que hemos descrito en tu médico, visítalo algunas veces más antes de dar el paso de pedir un cambio porque podría ser algo puntual.

Visítalo cuando (de verdad) 'toca'. Son muchas las ocasiones en las que un paciente acude a la consulta del médico de cabecera con un trastorno que podrían haberle resuelto en la farmacia. O con un problema que es más socio-familiar que de salud. Si todos evitásemos esas visitas innecesarias los tiempos de espera se reducirían y los médicos podrían dedicarnos más tiempo.

Planifica bien tu consulta y vístete de forma 'fácil'. Todo será más ágil si ya has repasado mentalmente antes de entrar en la consulta qué te pasa, cuándo tienes síntomas, con qué frecuencia, antecedentes familiares... Además, si intuyes, por ejemplo, que el médico deberá examinar tus muslos, ponte una falda que puedas subirte rápidamente y no unos pantalones que te obliguen a descalzarte. Ganarás minutos.

No pidas imposibles. La sanidad pública no puede asumir, por ejemplo, que todo el mundo solicitase una analítica anual por rutina.

No le recrimines lo que no es responsabilidad suya. Por ejemplo, no le eches en cara haber tenido que esperar demasiado tiempo hasta que te han dado una visita. No depende de él.

Si finalmente decides cambiar de médico

Si, pese a tus esfuerzos, crees que realmente no quieres tener al médico que te han asignado, da pasos para cambiarlo. En la mayoría de comunidades autónomas solo hay que ir al Centro de Antención Primaria (CAP) asignado y rellenar un formulario en el que no hay que poner por qué quieres otro. Podrías incluso cambiar de CAP.

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