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Padre, me acuso de que, cuando este hombre permanecía en silencio, llegué a sentir compasión por él. Pensaba que eran desproporcionadas las críticas. Una se pone al lado de las víctimas, y confieso que me daba pena.
Sí, pero…
Todo se acabó cuando empezó a hablar. Primero, en ‘chez’ Ana Rosa, advertí ciertos síntomas de egocentrismo servidos en tono engolado, despectivo y prepotente, Pero luego, en ‘GH VIP’, ya fue la repera: Toño no es que se creyera un héroe ¡es que se creía Dios directamente y pensaba que todos los demás éramos, no súbditos, sino mierdecillas! ¡Y su salida lo convirtió en un villano de manual de un modo tan exagerado que hasta parecía fingido! Lo de Belén se dirimirá en los tribunales, pero nadie te quita, Toño, que te hayas trabajado tu imagen de tipo creído y antipático a pico y pala. Si te pones a pensar, también tiene su mérito.