Iñaki está al límite, es cierto. Lo que no sufrió en los casi tres años de prisión solitaria, ni en los seis años largos que duró la instrucción del caso Nóos, lo que no imaginaba siquiera que pudiera existir cuando era el chico de oro, lo está padeciendo ahora. Tristeza infinita, desgana al levantarse, ausencia de ilusiones, desánimo, falta de apetito (ha vuelto a adelgazar), miedo al futuro, melancolía, pensamientos negros... Tan negros que la familia está muy preocupada. Tanto que han debido aumentar la ayuda profesional, porque no puede salir por sí mismo del pozo donde está metido.

Iñaki no puede ni siquiera disimular y no le importa echarse a llorar en público, como le pasó en Vitoria dentro de su propio coche, a la vista no solo de Ainhoa, sino de los escoltas y de los periodistas que siempre están siguiéndolo. No pudo contenerse. No deja de ser una sorpresa, porque Iñaki ha sido un modelo de fortaleza; aguantó bien la presión del juicio y la prisión, pero al final parece que todo lo vivido le ha pasado factura. La cuesta abajo empezó con la infidelidad a su mujer, contada en exclusiva en Lecturas, una de las noticias más impactantes de la década. Una información que traspasó fronteras y obligó a la infanta a emitir un comunicado de separación. Nunca sabremos si la relación de Iñaki y Ainhoa era un ‘flirt’ sin importancia o estaban enamorados, lo que sí es cierto es que rompió dos familias y cambió la vida de un puñado de personas para siempre. Con cierta inmadurez emocional y demasiada premura, Iñaki se apresuró a dejar su trabajo en el despacho que tan amablemente lo había acogido para empezar a viajar a Barcelona dejando caer que muy pronto trabajaría en el Barça, presentando ante los fotógrafos grandes sonrisas y aspecto glamuroso. Siempre que tenía ocasión se fotografiaba con los hijos para dejar patente su vinculación familiar. Pero la realidad era muy distinta: a los chicos les molestaba ese protagonismo indeseado, apoyaban a su madre a muerte, sobre todo Irene y Juan, y esos posibles trabajos se han diluido en la nada: me dicen personas próximas al Fútbol Club Barcelona que las prácticas no remuneradas de entrenador que hizo en el mes de mayo se acabaron y no volverán a repetirse, y que no se contempla, de momento, ofrecerle ningún trabajo.