Daniel Sancho: todas las claves del juicio del año

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Si antes del 2 de agosto de  2023 hubiéramos realizado una encuesta preguntando sobre Daniel Sancho lo más probable es que nadie hubiera acertado. Es posible que algunos encuestados advirtieran que por Sancho conocían a Sancho Gracia, el mítico Curro Jiménez; o que les sonaba Rodolfo Sancho, hijo del anterior, también actor y especialmente querido por el público y la crítica.

Aquella madrugada Daniel Sancho, nieto e hijo de Sancho y Rodolfo, presuntamente asesinó al cirujano colombiano Edwin Arrieta, de 44 años, descuartizó su cuerpo y diseminó sus restos en bolsas de basura industrial por la isla tailandesa de Koh Phangan. Su detención, confesión, encarcelamiento y posterior cambio de versión defendiendo su inocencia han captado la atención de los medios de comunicación españoles que desde este 9 de abril siguen un juicio en el que el joven cocinero español se juega una condena de muerte. Si ya el caso acaparó el último año tertulias y titulares, el juicio será seguido minuto a minuto por una opinión pública dividida entre los que sí creen al joven capaz de las atrocidades que detalla la acusación; y los que le apoyan en su versión de que la muerte se produjo durante una pelea en la que Sancho se defendió de un intento de agresión sexual.

Más de 50 testigos

En el tribunal provincial de Koh Samui, la mayor de las islas próximas a Koh Phangan y en cuya cárcel Daniel Sancho permanece desde hace ocho meses, comenzará la resolución del caso 118/2566, según reza el expediente de la causa. El juicio se celebrará a lo largo de catorce sesiones en otros tantos días hábiles, que serán interrumpidos por la celebración del Songkran, el Año Nuevo tailandés. Contará con la participación de más de medio centenar de testigos. Sus relatos ante el tribunal darán forma a una sentencia que se conocerá entre cuatro y ocho semanas después, a partir del 3 de mayo, fecha prevista para la finalización de la vista. Entre los más destacados, siete forenses, entre ellos uno especializado en sierras que aclarará si los cortes presentados en los restos de la víctima localizados fueron realizados con esa herramienta. Además del acusado y su padre, que declararán el 25 de abril, por parte de la defensa testificarán varios policías, una lingüista especializada en traducciones al español, además de un criminólogo, un psicólogo y un experto forense, entre otros. Por parte de la acusación, a cargo del fiscal Jeerawat Sawatdichai, testificarán una treintena de personas, en su mayoría policías y peritos. Sancho cerrará la vista con un alegato final en el que defenderá su inocencia.

"Me van a absolver”

La Fiscalía acusa a Daniel Sancho de tres delitos: asesinato premeditado, destrucción de documentación ajena (el pasaporte de la víctima) y ocultación del cuerpo. El acusado será el último en declarar y si mantiene como se espera la última versión, se declarará no culpable del asesinato premeditado, negará haber destruido el pasaporte del colombiano y solo admitirá haber intentado ocultar el cuerpo del cirujano, un delito penado en Tailandia con un año de cárcel. El asesinato puede estar castigado con la pena capital si se suman agravantes como la premeditación, uno de los elementos en el que más se entretendrán los fiscales y abogados. Hasta ahora siempre que la pena de muerte afecta a un ciudadano extranjero se conmuta por una cadena perpetua, como ya sucedió con el también español Artur Segarra. “Estoy convencido de que me van a absolver porque se va a demostrar que fue en defensa propia”, aseguró Daniel Sancho hace unas semanas en una entrevista concedida a la agencia Efe en la cárcel de Koh Samui. En la conversación el cocinero dio detalles de su cotidianeidad entre rejas a los que no le ha quedado más remedio que acostumbrarse.

Duerme en una celda con otros cincuenta presos en el módulo de enfermería y se pasa buena parte del tiempo practicando yoga, muay thai y leyendo. “El ambiente es bueno, nos tratan bien y no hay ningún tipo de violencia ni drogas”, aseguraba. “Me siento con ganas de afrontar el juicio, de que por fin se me escuche y poder aclarar las distorsiones, los malentendidos y todas las mentiras que se han dicho”, dijo durante las visitas que el periodista Ramón Abarca de la agencia Efe le hizo los días 13 y 14 de marzo. El acusado contestó a las preguntas tras un cristal y mediante un teléfono en una sala de visitas, a la que no se permite acceder con dispositivos electrónicos.“Fue una pelea que yo no empecé y que tuvo un desenlace fatal que yo nunca hubiera querido”, aseguró avanzando la que será su línea de defensa. Una estrategia definida por un equipo integrado por los letrados Marcos García Montes, Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás, y el abogado tailandés de oficio Aprichat Srinuel, designado tras importantes desavenencias con los dos anteriores. El proceso obliga a las partes a contar con un representante legal del país.

¿Dónde está el arma?

Al otro lado de la sala estará la familia de Edwin Arrieta, personada como acusación de la mano de la Fiscalía y que cuenta con el trabajo del despacho Ospina Abogados junto a un equipo local. Los padres de la víctima, Leovaldo José Arrieta y Ana Marcela Artega, finalmente no intervendrán en el juicio después de que el tribunal no autorizara una declaración telemática desde Colombia. Al matrimonio le ha sido imposible costear los gastos de desplazarse hasta Tailandia. El propósito de la acusación consiste en demostrar que hubo premeditación, en línea con el planteamiento de la Fiscalía, y aspiran además de a la condena por asesinato a una indemnización de 410.000 euros.

La estrategia de la defensa pasa por señalar los defectos e irregularidades de un proceso en el que la policía tailandesa habría cometido numerosas irregularidades hasta conseguir la primera confesión. Un cuestionamiento que pretende restar credibilidad a esta primera declaración, y que planteará la nulidad del proceso ante la falta de garantías que sufrió Daniel Sancho en los primeros momentos. La abogada Carmen Balfagón ha denunciado que las fuerzas de seguridad “engañaron a Daniel hasta que confesó”, haciéndole creer que si lo hacía regresaría a España “en un plazo de cuarenta y ocho horas” y dándole a firmar “documentos falsos” entregados por un agente encubierto que se hizo pasar por su abogado. La defensa se preguntará dónde está el arma del crimen. “Un cuchillo que nadie sabe dónde está y que es una pieza que hay que llevar a juicio”, recordaba Marcos García Montes. Esta arma, descrita por la defensa como “de pequeñas dimensiones, del ajuar que había en la habitación del hotel” donde se produjeron los hechos, vendría a debilitar la hipótesis de la premeditación al no contarse entre los cuchillos de grandes dimensiones que Sancho adquirió horas antes.

De hecho, Sancho negó ya en su primera declaración haber usado esos cuchillos. Siempre dijo que se ayudó de uno de los utensilios que estaba en el bungalow y que tras descuartizar el cuerpo dejó el cuchillo en el fregadero de la habitación y que allí seguía cuando acudió con la policía para la reconstrucción del crimen. Días después un grupo budista celebró en la habitación una ceremonia de limpieza espiritual. El cuchillo desapareció misteriosamente. En cuanto al juego de cuchillos que la acusación utiliza para argumentar la premeditación, la defensa insiste que demostrará que se compraron con el único fin de ser utilizados para sus labores de cocinero. “Estamos seguros de que no hubo premeditación. Compró las cosas para cocinar porque nadie premedita una acción tan grave, no ocultando su rostro y su cara cuando va al supermercado. Todos sabemos lo que compró en el Big Centre porque no disimuló su fisionomía, sabiendo que había cámaras que le estaban grabando”, insiste Carmen Balfagón. 

Autopsia no concluyente

“Sancho golpeó a Arrieta en el transcurso de una pelea para defenderse de una agresión sexual y nunca confesó el crimen intencionado, aunque sí que se deshizo del cuerpo”, resumía García Montes. Por todo ello, el abogado augura una condena de entre ocho y diez años, con la que Sancho “podría ser trasladado de vuelta a España en tres o cuatro”. La autopsia de Edwin Arrieta no ha conseguido establecer una causa concluyente del fallecimiento al no haberse encontrado partes del cuerpo, entre ellas el torso. Poco pudieron hacer los forenses con los restos que el acusado diseminó por la isla. Pero con los recuperados la autopsia confirma que Arrieta sufrió la fractura del hueso occipital del cráneo. Una lesión que coincide con la tesis de Sancho de una pelea, empujón a Arrieta para defenderse de una presunta agresión sexual y caída hacía detrás golpeándose mortalmente en la cabeza. Sancho y Arrieta se conocieron a través de Instagram un año antes por su interés común en la gastronomía. Tras varios encuentros previos en Madrid, se citaron el 2 de agosto en la isla tailandesa, mundialmente conocida por sus fiestas de la luna llena, a la que el español llegó dos días antes y en la que planeaba quedarse varias semanas.

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