Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jesús Tomillero

"La intervención de Jesús Tomillero en ‘Sálvame Snow Week’ ha resultado para él tan reveladora como demoledora"

Hay gente a la que le favorece el silencio. Por ejemplo, a Naty Abascal. La ves fotografiada y te piensas que es una aparición mariana en versión Haute Couture, pero cuando comienza a hablar se te van cayendo uno a uno, despacito primero y a cámara rápida después, todos los palos del sombrajo. A Isabel Preysler tres cuartos de lo mismo. Fotografía tan bien que en cuanto abre la boca piensas que te está tomando el pelo.

De los últimos casos el que más me ha asombrado es Jesús Tomillero, un muchacho que saltó a la popularidad porque era árbitro y tuvo que colgar los hábitos por los insultos homófobos que recibía en el campo. Jovencísimo, poco más de veinte años. Aparecía serio en los papeles y adivinábamos en él un pensador a lo Séneca. Le otorgamos un aura de cierta divinidad porque vinieron a entrevistarle hasta de Estados Unidos. Pero su intervención en la ‘Sálvame Snow Week’ ha resultando para él tan reveladora como demoledora. Con unas trágicas circunstancias personales a sus espaldas, Jesús Tomillero podría pasar sin despeinarse como uno de los hijos de Alfredo Landa en ‘Los santos inocentes’. Probablemente Tomillero tenga algo de responsabilidad pero deberíamos preguntarnos qué clase de país estamos forjando cuando permitimos que un muchacho tan joven como él se enfrente a la vida con tantísimas carencias. Produce mucha tristeza pensar que tengamos tan desprotegida a la gente que no posee unos mimbres familiares mínimamente estructurados.

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