En una mudanza, Josean da con una fotografía de hace 10 años en la que estamos disfrutando junto a Sara de una atracción de agua del Parque de Madrid. Me la envía al móvil y, al recibirla, le contesto también por mensaje que me encantaría volver a disfrutar una semana entera de aquella época.



 

Nunca me he sentido tan joven como al lado de Josean. Salir con él era una fiesta inacabable. Nos gustaba cerrar los locales y luego esperar un ratito donde hiciera falta para que los volvieran a abrir y continuar la juerga. No sé cómo lo hacía pero el tío tenía tiempo para leerse todo y verse todo el cine del mundo.

 

El sábado fuimos P. y yo a El Corte Inglés y nos hicimos con ocho películas, tres de ellas de Disney. La felicidad que me produjo llegar a casa con pelis suficientes para pasar el puente es sólo comparable a la que antes me producía una llamada de Josean para tirarnos a las calles.

 

Tengo que volver a quedar con él a ver qué pasa. Mientras tanto voy a ponerme ‘La bella y la bestia’ para emocionarme un poquito. Y luego ‘Nebraska’. Y después ‘Una familia de Tokio’.