Viene Jorge Sanz al ‘Deluxe’ y cautiva al personal. Nos ha pasado varias veces: se sienta algún actor en el programa y lo hace con prejuicios, pensando en lo que dirán sus compañeros. Sin embargo, Sanz se enfrenta a la entrevista sin complejos y nos ofrece una cara desconocida. Mensaje de mi amiga Flori: “He pasado de creer que es un tipo arrogante a descubrir a un tío interesante. Creo que ese rollo castizo de capital era la corteza que me quitaba las ganas de descubrir lo que hay debajo, pero se le ve majo, sencillo y con mucha calle”.

Seis nominaciones a los Goya, una vez ganador, y protagonista de algunas de las mejores películas de nuestro cine. A Jorge Sanz, pertenecer a la generación de los López Vázquez y Fernán Gómez le ha impregnado de una patina de escepticismo. La prematura muerte de Paloma Gómez y la fibrosis quística de su hijo –fruto precisamente de su unión con Paloma– le han dejado tocado pero no hundido: sigue hablando con optimismo de la vida. Quizás él no lo sepa pero es un sabio. Es el representante de una generación de actores en extinción. Un profesional que desde los nueve años lleva durmiendo en coches por las durísimas condiciones de los rodajes de antaño. Un artista que no perdió el tiempo buscando ‘likes’ porque se pasaba el día y la noche curtiéndose en rodajes. En definitiva: un placer haberlo conocido.