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Me gusta trabajar en Telecinco por lo que sucede en sus platós y en sus pasillos. Yo, que cuando estudiaba octavo de E.G.B. devoré con fruición ‘Los gozos y las sombras’ de Torrente Ballester, me quedo embelesado con algunas de las conversaciones que se producen entre programa y programa.
A ver: me he visto demostrando un interés inaudito por enterarme el sacrificio económico que le supone a la Pelopony mantener en perfecto estado sus extensiones, me ha cautivado de que Oriana sólo podría superar la depresión que le produciría romper con Toni conociendo a Victoria Beckham y he caído rendido a los pies de Bárbara Rey por tantas y tantas situaciones. El viernes salgo de maquillaje y me encuentro a Mila enfrascada con su Twitter. Camino unos pasos y veo a Bárbara Rey en animada charla con Kiko Hernández. El motivo de la conversación: el bingo. Bárbara le pregunta a Kiko si gana mucho con los cartones y luego le cuenta una anécdota maravillosa de la infanta Margarita, la hermana invidente del rey. Bárbara nos explicó que coincidía con la infanta en un bingo. La infanta iba acompañada de una señora que le susurraba al oído los números que contenía el cartón que compraban y lo inaudito es que la infanta se los aprendía de memoria y cantaba sus líneas y sus bingos sin ayuda de nadie. Para que luego duden de lo avispados que son los Borbones.