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Después de ocho años emitiéndose en viernes el Deluxe pasa al sábado. Cuando la noticia se hizo pública había compañeros que me preguntaron: “¿Y tú qué vas a hacer?”. “Pues trabajar”, respondía inmediatamente. No sé qué concepto tienen algunos de esta profesión. A mí me dicen que tengo que trabajar un sábado por la noche y ni se me pasa por la cabeza negarme. Es más, casi lo agradezco. Los viernes me acostaba pasadas las tres de la madrugada y hasta que enganchaba el sueño transcurría un buen rato así que el sábado, entre unas cosas y otras, lo pasaba en estado vegetal. Ahora estaré hecho unos zorros el domingo, lo que me parece perfecto porque se mire por donde se mire ese día es un asco. El caso es que queremos celebrar el cambio de día y aquí estoy en Marrakech con P. ¡Y con mi hermana Esther y mi cuñado! Casualidades de la vida: mi otra hermana les regaló el viaje por Reyes y hemos coincidido sin planearlo. Intentamos transmitirles nuestro entusiasmo por la ciudad y creo que lo estamos consiguiendo. Fascinante pasear por sus calles, dejarse llevar por su endiablado ritmo, gozar con sus olores, disfrutar con la comida. Entramos en una farmacia marroquí y hago acopio de todo y por su orden. No me resisto a comprar kilo y medio de unas hierbas que ellos denominan viagra natural. Ya me las estoy tomando. Hoy es domingo y mientras llueve y truena en Madrid aquí nos estamos preparando para ir a la piscina. Tanta es la felicidad que me embarga que esta mañana, en el desayuno, no he podido evitar exclamar ante la atónita mirada de P.: “Adoro mi vida”.