Ruta del Patrimonio Mundial de Cataluña

Desde la Vall de Boí hasta Tarragona, un auténtico y monumental museo al aire libre, abandónate a la belleza de un viaje en el tiempo esculpido por el hombre

¿Por qué elegir un viaje exótico cuando puedes hacer un auténtico viaje en el tiempo irrepetible y relativamente cerca? Prepara el coche, porque la ruta que te proponemos es un recorrido transversal desde la Prehistoria, la Antigua Roma, la Edad Medieval y el Modernismo. Y todo en un mismo lugar: Cataluña, un crisol de culturas cuya huella ha esculpido la rica comunidad autónoma bañada por el Mediterráneo.

Nuestra aventura arranca en la Vall de Bohí, situada en la comarca de la Alta Ribagorça, donde se conserva un de los mejores conjuntos románicos de Europa. Es tal su valor que la Unesco lo ha elegido Patrimonio Mundial. Y no es el único con el que nos sobrecogeremos durante la ruta. En la misma zona, no hay que dejar pasar la ocasión de relajarse en el asombroso balneario de Caldes de Bohí, posiblemente, el momento más tranquilo, pero no el menos lúdico de nuestra ruta. Pues nada como practicar alguna actividad deportiva como escalada, vías ferratas o rafting en Pont de Suert o deleitarnos con los sabores de Cataluña que guarda la ratafía, como la que se hace, por ejemplo, en la Pobla de Segur (aunque también es emblemática la que se elabora en Sant Quirze de Besora o La Garrotxa).

Desde la Pobla, donde se encuentra el Molí de Sant Josep, auténtica joya del Modernismo catalán, nos ponemos de nuevo en ruta hasta Lleida, ciudad y capital de la provincia homónima. Mucho antes de pisarla, nos saludará imponente y monumental la Seu, una catedral mezcla de románico y gótico con un espectacular campanario de 60 metros. Nunca habrás estado más cerca del cielo, en sentido literal y figurado.

Como de viajes en el tiempo va este paseo por Cataluña sin necesidad de un Delorean o una carísima máquina, retrocedemos en un salto de millones de años hasta la Prehistoria. Y lo hacemos en Prades, ya en el Baix Camp, comarca de Tarragona. Este pueblecito de vistosa piedra roja descansa en las faldas de una montaña que alberga una impresionante y bien conservada muestra de pinturas rupestres.

Y, en Reus, además de emborracharnos de Modernismo (es el lugar de nacimiento de Antoni Gaudí y allí también dejó su huella Domènech i Montaner), ¿qué tal hacerlo con su delicioso vermut? En el S. XVIII, su calidad situó a la ciudad en el podio de esta bebida a nivel mundial, junto a París y Londres.

La última parada del viaje es Tarragona. O mejor dicho, Tarraco, la gran ciudad imperial diseñada bajo el glorioso mandato de César Augusto. Un auténtico museo al aire libre y uno de los mejores ejemplos de arte romano en todo el mundo.

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