Anne Igartiburu (54 años) se encuentra en un momento profesional muy dulce. A parte de seguir siendo una de las presentadoras más reconocidas de la pequeña pantalla, también ha ampliado sus horizontes laborales con la publicación de su libro 'La vida empieza cada día' o el estreno de su podcast, 'Mi latido de más'. Dos proyectos que son una extensión de su carrera como coach, una profesión de acompañamiento y aprendizaje que ha llegado a desarrollar y amar.
Todo esto llega después de que hace varios meses Anne se atreviera a formar parte del elenco de 'Tu cara me suena 10', donde nos mostró una faceta totalmente desconocida y que nos permitió conocer un poco más a uno de los rostros más icónicos de la televisión. En aquel entonces la expectación fue máxima porque era su primer proyecto televisivo a nivel generalista desde 'Corazón' y después de quedarse fuera de las últimas Campanadas de TVE. La periodista demostró ser capaz de todo y bordó sus papeles en el talent show.
Desde entonces no ha tenido reparos en volver a aparecer en la televisión. Por ejemplo, hace poco la pudimos ver en el programa 'Gente Maravillosa' de Toñi Moreno. De esta manera, Anne Igartiburu ha demostrado que es capaz de superar cualquier reto que se le ponga por delante y que es una profesional la mar de diversa que no se amedrenta ante nada.
La casa de estilo rústico de Anne Igartiburu
Eso sí, cuando no está trabajando Anne disfruta de sus momentos de paz en la casa de estilo rústico que tiene en una zona residencial ubicada en el norte de Madrid junto a sus tres hijos. Cuenta con mucho espacio al aire libre y campo para tomar el aire fresco. Uno de los mayores atractivos de su refugio personal en la capital es que tiene con grandes ventanales por los que entra luz natural. Algo muy reconfortante para los días tan fríos que estamos viviendo.
Aunque Anne siempre se ha mostrado muy recelosa de mostrar detalles de su vida privada, hemos rebuscado en su perfil oficial de Instagram y hemos encontrado que en su chalet también disfruta de un amplio jardín con piscina, paredes blancas que dan una mayor amplitud luminosidad y vigas vistas, un toque rústico y muy especial que lo hace aún más acogedor si cabe.