La bonita historia de los vinos de Familia Martínez Bujanda: tradición, innovación y sostenibilidad

Cuánto nos gusta conocer la historia que hay detrás de esos vinos que nos acompañan en los momentos más señalados. Si además de estar ante un vino de calidad, detrás de él se esconde una historia repleta de entrega, compromiso y evolución, ese vino se convierte en un acompañante más especial si cabe. Una de esas historias que encandila, es la que hay detrás de Familia Martínez Bujanda.

Para hablar de cómo los Martínez Bujanda comenzaron su andadura en el sector del vino, nos tenemos que remontar a 1889. Misma época en la que se crearon ciudades como Tijuana, en México, Yokohama, en Japón, y mismo año en el que se inauguró la Torre Eiffel. Una casualidad que no pasa desapercibida y que aporta más magia si cabe a la historia.

Fue en ese año cuando don Joaquín Martínez Bujanda fundó la bodega original en el pueblo de Oyón, Álava. Nació entonces una saga de bodegueros con una clara vocación emprendedora que perdura hoy. Un tiempo en el que han ido evolucionando hasta tener las cinco bodegas que poseen en la actualidad y en el que han mantenido su esencia de elaborar vino con uvas de sus propios viñedos, su compromiso con la sostenibilidad y su pasión por la calidad.

Finca Montepedroso.

En 1951, ya afianzados en el sector, Familia Martínez Bujanda dio un primer paso hacia su expansión. Llegó la creación de su bodega, Cosecheros y Criadores. El primer gran paso hacia una internacionalización que ha llevado a que hoy estén presentes en más de 70 países.

Otro de los hitos señalados de la familia, llegó en 1997, cuando comenzó la construcción de una nueva bodega en La Rioja, Finca Valpiedra. Su gran diferenciación viene marcada por sus suelos de cantos rodados, tan poco frecuentes en los viñedos riojanos y la parcelación de sus tres terrazas que descienden hasta el río.

En 1999, enamorados del paisaje infinito de La Mancha, adquirieron una finca con numerosas cepas viejas y la llamaron Finca Antigua. Una combinación perfecta de factores, como sus 900 metros de altitud y su ubicación meridional que permite un amplio contraste térmico entre el día y la noche, fundamental para la perfecta maduración de la uva.

En 2008, dieron el paso de no solo centrarse en los tintos. Buscaron el viñedo ideal para la producción de grandes vinos blancos. Lo encontraron en pleno corazón de Rueda y fundaron Finca Montepedroso. A su filosofía común de elaborar vinos de finca, sumaron su plena dedicación por recuperar el auténtico verdejo, variedad con la que elaboran el 100% de sus vinos en la región.

No se pararon ahí. En 2009 decidieron embotellar la producción de sus viñedos repartidos entre Rioja Alavesa y Rioja Alta y ofrecer así una gama clásica de vinos riojanos a través de su bodega Viña Bujanda.

Finca Montepedroso.

Todos estos pasos los han logrado gracias a los valores familiares que han sabido transmitir de generación en generación. Porque eso de emprender y expandirse, por muy bueno que sea el producto, no se conseguiría sin ese esfuerzo, dedicación diaria y respeto a las tradiciones, a la tierra y al medio ambiente que ellos tienen.

Tal y como ellos mismos dicen con ese compromiso y entusiasmo que les caracteriza, “si algo hemos aprendido en estos más de 130 años es que la naturaleza manda, por ello debemos cuidarla y mimarla ya que es nuestra principal garantía para el futuro de nuestros viñedos”. Familia Martínez Bujanda es un ejemplo de cómo los valores familiares y el hecho de trabajar de forma sostenible pueden enriquecer la producción de vino. Así lo han ido transmitiendo de padres a hijos y cada generación ha ido aportando nuevos conocimientos con los que han ido creciendo.

 Adrián, Carlos, Pilar y Marta.

En la actualidad, trabajan de manera conjunta la cuarta y quinta generación. Los hermanos Pilar y Carlos y sus hijos Marta y Adrián respectivamente. Con sus aportaciones y su pasión por el legado familiar, han logrado un equilibrio perfecto entre la innovación y la tradición. Sin dejar de incorporar las últimas tecnologías y técnicas enológicas, nunca han perdido de vista los métodos tradicionales que han sido el fundamento de su éxito. Esto se refleja en sus vinos, que combinan la excelencia técnica con el carácter y la autenticidad que solo se pueden obtener a través de años de experiencia.

En resumen, esta familia es un faro de tradición y valores en el mundo del vino. Porque en un mundo que cambia rápidamente, Familia Martínez Bujanda tiene clara la importancia de mantener vivas nuestras tradiciones y valores, y cómo estos pueden enriquecer nuestras vidas y nuestras copas.