La Reina adorna el 12 de octubre con un broche real

Letizia e infantas

Ser Reina no es una tarea fácil. Letizia debió pasar calor en la celebración del 12 de octubre con su traje chaqueta de cheviot en tonos azules diseño de Felipe Varela, inspirado (por decir algo suave) en el new look de Christian Dior. Como Valera no es precisamente un diseñador comedido, al grueso tejido de lana le bordó unas flores en la falda y le colocó un estrecho cinturón para marcar la ya de por si cintura de avispa de la reina. Pero la Reina estaba guapa y aguantó de pie, con unos tacones de vértigo, el saludo a las más de 1.500 personas que acudieron a la recepción del Palacio Real y, además, por primera vez en esta fecha tan señalada, se colocó uno de los broches que se guardan en el joyero del palacio, formado por una perla redonda rodeada de brillantes y otra colgante, que la reina Sofía ha lucido en varias ocasiones y cuya primera propietaria fue la reina Victoria Eugenia que lo incluyó en el lote de las famosas “joyas de pasar” que, lógicamente, pasan de reina a reina.

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Como si se quisieran retrasar el momento de la adolescencia, Leonor y Sofía aparecen en público mucho más tímidas y comedidas de lo que son en realidad. No se permiten ni un solo gesto espontáneo, más allá de ponerse las manos a modo de visera para protegerse del sol, como hicieron durante el desfile, ni se mostraron incómodas por el calor enfundadas en unos vestidos más propios de un otoño lluvioso. Leonor lució un vestido y rebeca rojos de la colección infantil de Carolina Herrera y bailarinas también rojas, mientras su hermana se vistió con una especie de vestido abrigo de tweed en tonos rosas de la firma gallega Pili Carrera, la misma que suelen vestir las tres princesitas de Holanda

Desde que a primeros de agosto, la princesa Leonor y la infanta Sofía visitaron, junto a sus padres, una exposición sobre Picasso y Miró en Sóller (Mallorca), no se las había vuelto a ver en público. Perdón, se las pudo adivinar, con alguna dificultad el pasado 11 de septiembre cuando acudieron a su primer día de colegio, pero en aquella ocasión no se consideró que el hecho tuviera interés público. Ha habido que esperar hasta el 12 de octubre para volver a ver en un acto oficial a las dos hijas de los Reyes: Leonor, que el último día de octubre cumplirá 12 años, y Sofía, que en abril alcanzó las once primaveras. Con motivo del 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, como viene sucediendo desde el año 2014, las dos niñas acudieron al que, sin duda, es el acto de mayor relevancia al que acuden y, en esta ocasión, pudo comprobarse cómo están siendo instruidas en el protocolo que cumplen a rajatabla. Menuda es su madre.

La infanta Sofía dio toda una lección ya que, consciente de que no debía llamar la atención por encima de su hermana, intentó, cruzando las manos, disimular el vendaje de su muñeca derecha lesionada por una caída, pero no pudo evitar que todo el mundo se fijara en ella cuando empezó a saludar a las autoridades con su mano izquierda. Sofía sabe que su hermana es la heredera y cuentan quienes conocen a las dos hijas de los Reyes que la más pequeña es, desde hace ya algunos años, la primera en dar un paso atrás cuando aparece en público con la mayor. Las dos niñas, como suele explicar su madre, se llevan muy bien quizá por que sus caracteres son muy diferentes: Leonor es como su padre, tranquila y reflexiva y Sofía se parece más a su madre, locuaz y atrevida. Ya empiezan a ser unas señoritas y hasta ahora sus padres han conseguido lo que pretendían que, al menos, pudieran disfrutar de la niñez. No lo tendrán tan fácil cuando lleguen la adolescencia y empiecen a tener vida propia.

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