Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez y amigos
Gtres

"Nos lo bailamos todo en Pachá como si no hubiera mañana. No salí de la pista de baile hasta el amanecer"

Me invitan a apadrinar un acto de la empresa de coches de lujo Cars Ibiza y nos plantamos en la isla una pandilla de órdago: Menchu, Carlota y su marido Carlos, Raúl, David, P. y yo. Me paso la semana previa advirtiéndoles de que debemos portarnos muy bien.

Juntos somos tan excesivos que resulta bastante previsible que en una de estas acabemos haciendo calvos en la playa y no me haría mucha gracia verme en una de esas revistas que sacan tus peores fotos para regodearse en las carnes mal colocadas. Pero lo que quiero evitar, por encima de todo, es una regañina de mi madre. Vamos a la playa el sábado por la mañana y hay tres equipos de paparazzi dispuestos a inmortalizarme en bañador. No es que me consideren un objetivo de primera fila: es que todavía no hay nadie en la isla. No me gusta que me fotografíen en bañador porque de esa prueba poca gente sale indemne, pero entiendo que forma parte del oficio. Lo que no entiendo es que los paparazzi sean tan poco delicados a la hora de hacer su trabajo: la gracia del caso es que no los veas actuar, que te pillen desprevenido. Pero durante mi paseo por la playa era tan evidente su presencia que hasta les saludé a la manera de Letizia Ortiz. Almorzamos frente a la playa, por la tarde alucinamos con la flota de coches de Ibiza Cars y por la noche, lo damos todo. Al final resistimos los de siempre: Raúl, David, P. y yo, que nos lo bailamos todo en Pachá como si no hubiera mañana. No salí de la pista de baile hasta el amanecer. Al día siguiente tenemos unos cuerpos escombro que no podemos con ellos. No nos arrepentimos. Desbarrar rejuvenece.

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