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Me ha dejado muy tocado el suceso de Germanwings. No puedo dejar de imaginar cómo debieron ser los últimos minutos con vida de los pasajeros. Me aterroriza pensarlo pero una y otra vez mi mente se empeña en volver a esos momentos. Cuando eres joven la muerte es algo que siempre le pasa a los demás. Pero a medida que vas cumpliendo años y te enteras de sucesos así no puedes dejar de pensar que lo que les pasó a los pobres pasajeros del vuelo a Dusseldorf te podía haber ocurrido a ti. Morir nos tenemos que morir todos, pero es una crueldad que tal cantidad de personas mueran por culpa de un desequilibrado. Cuántas vidas rotas. Cómo consolar a esos familiares que se han quedado sin sus seres queridos de una manera tan macabra. Mi sobrino vuela periódicamente a Alemania desde Barcelona con esa compañía, le podría haber tocado a él.
Escribo estas líneas en el primero de los dos vuelos que tengo que coger para llegar al lugar que he escogido para pasar las vacaciones de Semana Santa. No me da miedo volar. Lo que empieza a darme miedo es vivir.