Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier

"Como se entere la Iglesia del rollo tan raro que llevo con mi padre y con el perro me excomulga"

La muerte aparece para recordarte que te dejes de pamplinas y recuerdes que estás vivo. A veces nos olvidamos de eso. Nos metemos en la dinámica de que los días vayan pasando, pensando en lo que vamos a hacer el fin de semana, el verano o incluso imaginando vidas imaginarias que nos proporcionarían mayor bienestar o felicidad. Ya lo dijo John Lennon: “La vida es eso que pasa mientras haces otros planes”. Lo que me preocupa ahora es que a lo largo del día me sorprendo hablando con Cartago o encomendándome a él. Una locura, vamos.

En el bolso llevo una foto de mi padre de considerable tamaño con su marco y todo porque pienso que me protege. Y cuando llego a un camerino la planto encima de la mesa para tenerlo bien presente. El pasado jueves, justo antes de empezar ‘Gran Hermano’, me dije a mí mismo en voz bajita: “Te lo dedico, Cartago”. Y no salgo de mi casa sin pararme unos segundos delante de un cuadro que me pintó una admiradora en el que aparecemos el galgo y yo. Como se entere la Iglesia del rollo tan raro que llevo con mi padre y con el perro me excomulga.


Desde que se fue, P. y yo estamos todavía más unidos. Nos llamamos más a menudo de lo habitual para preguntarnos cómo estamos y nos vigilamos con sigilo para ver si descubrimos una lágrima en el ojo del otro. Cuando eso sucede intentamos hacer broma pero todavía no nos sale porque es demasiado pronto. Pero nos saldrá, estoy seguro.

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