“George Michael ha muerto pacíficamente en su casa”, así anunciaba el publicista del cantante que lideró la música pop en los 80 su fallecimiento. George había cambiado la música, igual que cambió mentes y prejuicios. Sus canciones se convirtieron en himnos para toda una generación y él se convirtió en todo un icono.
El artista, que al parecer llevaba un tiempo enfermo tal y como ha desvelado algunos amigos cercanos a la BBC, murió el día de Navidad. Tenía 53 años y había conseguido en ese cuarto de siglo convertirse en toda una leyenda. Ahora esta vivirá por siempre.
Su representante, en el breve comunicado en el que dio a conocer la noticia a la prensa, aseguraba que lo más probable es que este hubiera muerto por un fallo cardiaco, pero aún así no sabremos a ciencia cierta nada hasta que no se le practique la autopsia, que tendrá lugar en los siguientes días. Cuando le sea realizado el examen post-mortem, podremos dilucidar qué fue aquello que acabó con la vida de un hombre en la flor de la vida.
Parece que ya lo podemos afirmar con rotundidad: 2016, no te echaremos de menos. El año cerrará con una muerte más de esas que parecen dejarnos huérfanos de cultura, en ese caso, musical. Y es que a lo largo de este año se nos han ido alguno de los mayores iconos. David Bowie, a los dos días de lanzar nuevo disco, nos dijo adiós para siempre un fatídico 10 de enero, y cuando aún no nos habíamos recuperado de su muerte, nos dejó Prince. Después llegó el adiós a Leonard Cohen y tantos otros cuyas canciones se convirtieron en las bandas sonoras de nuestras vidas. Suerte que sus voces seguirán resonando sin fin en ellas. Viviendo por siempre.
George Michael se fue el día de Navidad, el mismo día en el que su villancico ‘Last Christmas I gave you my heart’ no paraba de ser escuchado en millones de nuestros hogares. Desde luego, la mejor manera de decirle gracias por tanto, Michael.