La salida nocturna del Rey Felipe VI

terraza del círculo
Tartan Roof

LUIS NEMOLATO

Se adelantó y uno de los seis amigos que quedaron la noche esa noche del jueves pre fin de semana fue el encargado de comprar los tickets para subir a la azotea. Esperó su turno y cuando ya los tenía en su poder, avisó a los demás. Subieron en el ascensor, como todo el mundo, y cuando llegaron a la terraza, se decantaron por la zona de camas que, en el Tartán Roof, se llama la zona Suecia. Serían las 23.00 horas. Acababan de cenar en Bazaar, un concurrido restaurante de Chueca del grupo Andilana, conocido por sus platos cuidados y a bajo precio, y ahora era el turno de las copas. Se tomaron dos hasta eso de la 1.30 de la madrugada más o menos que, en esta ocasión, bajaron por las suntuosas escaleras de este palacete de principios de siglo. Contado así podría tratarse de la reunión de amigos de cualquiera, y de hecho, así lo fue de no ser porque uno de esos amigos era el Rey Felipe VI.

Dicen que ésta ha sido la primera salida del Rey como recién estrenado monarca y que es un signo más de una renovada institución. Lo que está claro es que al menos Felipe VI no está dispuesto a renunciar a esos pequeños placeres de los que gozaba cuando era príncipe, como salir de incógnito y divertirse con su pandilla sin sus respectivas “chicas”, en su caso, claro, la Reina Letizia a la que ahora esperamos que salga de concierto de rock en plan “noche de niñas”.

Cuatro chicos, incluyendo al Rey, y, eso sí, dos escoltas. Una salida completamente improvisada. En el Tartan Roof como en el Circulo no sabían de aquella insigne visita. De hecho, quizás para evitar el revuelo, fue uno de los amigos quien pagó los tres euros de cada entrada para subir a la terraza más de moda de la capital. Y después, incluso, cuando se acomodaron en la zona elegida para tomarse sus copas, gint tonics para cinco y el Rey, Whisky Jameson con hielo, ni siquiera se acordonó la zona. Los escoltas sugirieron a la jefa de sala que era mejor no decir ni hacer nada extraordinario para que los clientes de las camas vecinas siguieran departiendo y se salvaguardara la intimidad de ellos y del Rey.

Pero como suele suceder cuando se mide 1,98 metros, su imagen no pasó desapercibida. Eso y que aunque al Rey no se le vea al natural todos los días, su cabello rizado y sus ojos azules forman parte ya de la geografía de este país. Poco a poco, las cabezas comenzaron a girarse, las conversaciones a silenciarse y el murmullo de que el Rey, con jeans desgastado, camisa azul de popelin y mocasines marrones, estaba entre el común de los mortales a hacerse más audible. Sin embargo, muy poquitos se atrevieron a acercarse al Rey para constatar que aquello era realidad y no ficción, pero no hubo ni autógrafos ni un codiciado selfie.

Quizás porque toparse con una cara conocida en esta terraza regentada por la periodista Cristina Lasvignes y su marido, el Empresario José Manuel García, es algo casi casi habitual y mantener la discreción marca de la casa. De hecho, pocos meses después de su apertura, ese celo impidió que una de las parejas más conocidas del celuloide cerrara la Azotea para su uso personal. Brad Pitt y Angelina Jolie querían el espacio para ellos solitos y su prole, pero no revelaron su identidad y los responsables no estimaron oportuno privar de las vistas a los comensales que ya habían hecho sus reservas.

Desde que la Azotea del Circulo abriera en 2013 se ha convertido en un referente de la noche madrileña, también para el Rey cuando ejerce de “Rodríguez”. Los 340º de panorámica de la ciudad –esos veinte restantes los ocupa el torreón con la diosa Minerva custodiando el cielo- son un reclamo perfecto, junto con las viandas del chef Javier Muñoz Calero, para sentirse el Rey del mundo como Leonardo Di Caprio y soportar la canícula con la brisa de las alturas. O acercarse más a las nubes incluso cuando truenan. Las tormentas también son un reclamo de este espacio. Se facilitan paraguas y todo solucionado. Cholo Simeone es uno de los mayores forofos de esta excentricidad. Ya lleva dos chaparrones sobre sus espaldas.

A partir de la semana que viene, La Azotea inaugura cine de verano. Quien sabe, con lo que gusta eso del famoseo en la capital, se pueda disfrutar de una película con su protagonista en la butaca de al lado… Lola Herrera, Carmen Maura, Javier Bardem, Penélope Cruz, Aitana Sánchez Gijón… Y al Rey, en la otra.

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