EXCLUSIVA | Laura Zapata, hermana de Thalía, habla claro: "Cuando murió mi abuela, murió mi hermana para mí”

La artista mexicana, que aparece en la primera temporada del reality ‘¡Sálvese quien pueda!’, ha pasado unos días en Madrid, donde hoy reside su hijo Claudio

Laura Zapata
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Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

El reality ‘¡Sálvese quien pueda!’, producido por Netflix y La fábrica de la tele que hoy estrena nueva temporada, contó con un cameo de lujo en su primer episodio. Se trata de Laura Zapata (67 años), que además de llevar varias décadas triunfando por sus papeles en series y telenovelas, es medio hermana de la cantante Thalía, con la que siempre ha mantenido una relación complicada. Pese a la enorme fama y el abultado currículo de la artista mexicana, la mayoría de los colaboradores de ‘Sálvame’ que protagonizan el reality admitió que no la conocía hasta el momento del rodaje. No pasa nada, ella tampoco tenía la menor idea sobre la troupe.

“Son tremendos. Cuando Netflix España se enteró de que estaba en Miami, inmediatamente me ofreció estar con ellos y ser la persona que los recibía en América. Me pareció interesante y lo acepté. Al final, el trabajo es trabajo, y el dinero es dinero”, nos confiesa Zapata, que ha pasado las pasadas fiestas navideñas en Madrid, donde su hijo Claudio reside desde hace un par de años.

¿Qué relación mantienes realmente con nuestro país?

Bueno, ya para empezar, casi todos los mexicanos tenemos ascendencia española. Y ahora, además, mi hijo vive aquí. Siempre he venido a España por ocio, pero espero tener oportunidad de trabajar aquí próximamente. Como soy multifacética, puedo hacer tanto teatro como televisión y cine, puedo cantar… Y ahora también estoy cerca de los escritores, ya que he publicado dos libros de poesía y ando con el tercero.

En 2022 se estrenó aquí el reality ‘Siempre reinas’, donde coincidiste con otra diva como es Lucía Méndez. ¿Vuestras peleas estaban guionizadas o esa antipatía mutua os salía de manera natural?

No había guion. El equipo nos decía ‘hoy vais a comer en tal lugar y habláis’ o ‘vais a tomaros una copa aquí’, y luego la cosa se desarrollaba ya como se tuviera que desarrollar. Nosotras no terminamos nada bien porque Lucía nos demandó a Sylvia Pasquel, a mí y a nuestro RRPP. El motivo de la demanda lo desconozco absolutamente, pero ella decía que nos estábamos haciendo famosas a sus costillas.

También comentaba que ella tiene varios éxitos en las listas de Spotify y tú no.

Yo he cantado en Rumanía, en París,... No entiendo nada, la verdad. Cuando los seres humanos no respetan el espacio ajeno, y además violentan al que tienen enfrente, se crean unas ciertas circunstancias inexplicables. Siempre que uno se mide con otro, alguien sale perdiendo. De pequeña leía mucho a Khalil Gibran, quien decía que siempre hay alguien más importante que tú o menos importante que tú. A raíz de leer eso entendí que en la vida no te tienes que medir con nadie. Con quien yo compito es conmigo misma. Intento que la Laura de hoy sea mejor que la de ayer.

¿No te consideras entonces una persona envidiosa?

¡No! ¿De qué? Tengo una vida y una carrera espectaculares. Soy una persona que sí estudió. Hice la carrera de teatro, cine y televisión, soy bailarina egresada del Instituto Nacional de Bellas Artes, me formé como maestra de Educación Física, estudié semiología y también soy actriz de profesión. Creo que la preparación es algo vital. No tengo tiempo de compararme con nadie. Soy única y exclusiva en el planeta, y he desarrollado todos los regalos que Dios me dio en forma de talentos.

Me gustaría saber cómo llegó a tu vida el mundo de los culebrones.

Cuando salí de la escuela, estaba en gran auge la radio. Tuve un programa de radio, llamado 'Indiscreciones de sobremesa', donde invitaba a charlar y comer conmigo a personalidades de distintos ámbitos. Hice radionovelas y fotonovelas y, por cadencia, acabé haciendo televisión. Mi primer personaje fue en la telenovela ‘Mundo de juguete’, donde interpretaba a una de las chicas de la secundaria. Aunque mis inicios como actriz se dieron en teatro clásico. Hice ‘Ifigenia en Áulide’, de Eurípides, en el Centro Cultural Helénico. Me hicieron una prueba y me quedé con el personaje de Ifigenia, porque vieron que podía sustentar el protagonismo de una tragedia griega como esa. Aquel año 1977 me llevé todos los premios como actriz revelación en teatro y en televisión. Eso me abrió ya todas las puertas.

¿Por qué piensas que te han llamado para hacer de villana en muchas de las novelas mexicanas más importantes?

Y muchas veces la villana se quedó en el pensamiento del público más que la propia protagonista. Pienso que una actriz que puede hacer una tragedia griega, y que es capaz de mantener el tono fuerte que requiere una obra de teatro, también es capaz de asumir un personaje que tenga la fuerza necesaria para mantener una telenovela. Definitivamente, creo que me han dado tantos papeles de villana por mi presencia escénica.

¿Resultaba pesado rodar esas novelas de tantos capítulos?

Cuando tú haces lo que te gusta, lo que amas y aquello con lo que soñaste y para lo que te preparaste, puedes pasar 48 horas sin dormir y que ni te hayas dado cuenta de ello. Creo que los seres humanos son felices cuando hacen lo que aman y aquello para lo que nacieron.

En 'María Mercedes' coincidiste con tu hermana Thalía. ¿Cómo fue rodar esa telenovela con ella?

Todo funcionó de maravilla. Yo en escena le decía ‘Maldita zarrapastrosa, billetera cochina’, y luego, cuando decían ‘corten’, las dos nos abrazábamos y nos íbamos a comer. Fui yo quien la introdujo en el mundo de la actuación. Cuando hice la película ‘La guerra de los pasteles’ le dije a la productora, Angélica Ortiz: ‘Tengo una hermanita divina, chula y preciosa. ¿Por qué no, en la escena donde estoy cantando en el columpio, me la sientas ahí debajo y la pones a hacer su vestidito y su gorrito, para que así empiece a aparecer?’. Así fue como empezó.

¿Y cuál es el verdadero origen de vuestro distanciamiento?

Creo que la ruptura se da cuando se produce mi secuestro. Yo estaba haciendo en 2002 ‘La casa de Bernarda Alba’, y a la salida del teatro nos secuestraron a mi otra medio hermana Ernestina y a mí. Desde ese momento hasta que yo saqué del cautiverio a Ernestina transcurrieron 45 días. Primero fui liberada yo, porque los secuestradores no entendían qué pasaba. Ellos pedían cinco millones de dólares y empezaron a negociar con Juan, mi exmarido. Él les decía que sí, que se los daría, y entonces mis secuestradores me preguntaban: ‘Oye, ¿qué le pasa a Juan? Quedamos en hablar con él este miércoles a las cinco de la tarde, pero no nos contestó en todo el día’. Decidieron que alguien tenía que salir de allí para ver qué estaba pasando fuera, y ese alguien fui yo. Algunos piensan que se pagó por aquel rescate, pero yo salí de allí sin dinero de por medio.

De hecho, se publicó que Tommy Mottola, actual marido de Thalía, llegó a contratar a especialistas estadounidenses en secuestros para negociar con vuestros captores.

Él contrató a unas personas que vinieron pero que resulta que no conocían a los vándalos mexicanos. Las personas que estaban fuera les dieron las gracias pero declinaron que interviniesen, y entonces acudieron a la Agencia Federal de Investigación (AFI), que actuó con una maestría y elegancia que permitieron que hoy pueda estar aquí charlando contigo. El dinero que se pagó por Ernestina lo dio Thalía, y ya te digo yo que no fueron cinco millones de dólares, sino apenas tres pepinos. Ernestina era una ama de casa en esa época, pero con todo aquello saltó a la fama y entonces pensó que quería ser famosa. Ahí fue donde empezaron los abismos que nos separan a los seres humanos.

También se ha dicho que Thalía se disgustó mucho contigo cuando decidiste presentar una obra en la que hablabas del secuestro.

Pero es que yo no tengo por qué pedir permiso a nadie para hacer con mi experiencia lo que hago. Viví aquel evento y, como actriz que soy, tengo todo el derecho a contar qué sentí entonces. Acudí al maravilloso escritor Víctor Hugo Rascón Banda y le pedí que me escribiera un monólogo con tono de comedia, para poder reírme de mí misma. Al final escribió una obra de teatro con cinco personajes. Mi carrera es mi carrera. Es verdad que Thalía me dijo: ‘No te atrevas a poner en ella mi nombre, ni el de mi marido’. Ni modo que ponga ‘Mi hermana Lucerito y su marido, el cantante Manuel Mijares’. ¿Por qué me tenía que amordazar nadie a mí? Además, su nombre había salido ya en todas las revistas y noticieros. Al arte no lo amordaza nadie.

¿Y a día de hoy mantienes algún tipo de contacto con Thalía?

No, no. Cuando se murió mi abuela, murieron todas [mis medio hermanas] para mí.

Ahora que hablas de tu abuela, Eva Mange, me consta que estuviste cuidando de ella hasta su muerte, en 2022.

Mi abuela se murió en mis brazos. Ella es la persona con la que más tiempo viví, y quien sustituyó a mi madre cuando esta se encontraba criando a mis medio hermanas. Soy una persona muy sensible y no vi lo de cuidar de ella como una obligación, sino como la oportunidad de devolverle algo de todo lo que me había dado.

¿Con todo lo que has trabajado, podrías retirarte y vivir de las rentas?

Claro, si quisiera podría retirarme y vivir aquí o en París. Llevo trabajando desde 1977, y además siendo una actriz vital en todo lo que he hecho. La gente decía: ‘Si esto no lo hace Laura Zapata, ¿quién lo va a hacer?’. Cuando te encuentras con eso, tú cobras. Yo he cobrado mucho y sigo cobrando muy bien. En mi último proyecto, que se llama ‘Secretos de villanas’, cobré en diez días lo que una puede cobrar trabajando seis meses en una telenovela.

¿Y actualmente tienes el corazón contento, como cantaba Marisol?

Mi corazón se encuentra muy feliz y pleno, porque he aprendido que el pasado y el futuro no te pertenecen, y que hay que vivir el aquí y el ahora. La vida es hoy, solo hoy. Ahora mismo no tengo a nadie por ahí, porque siempre me he dedicado a hacer demasiadas cosas, pero claro que me encantaría encontrar un compañero, no ya para cuestiones sexuales, pues los niveles de libido van descendiendo, para ir al cine, viajar y comentar. Sí, eso sí me encantaría.

Eso y seguir pasando tiempo con tus hijos, imagino.

Sí. Mis dos hijos son grandes empresarios; en México tienen dos restaurantes que se llaman Cobarde, y aquí en España tienen las Bodegas Alto de Pioz. Adoro Europa y, ahora que mi hijo Claudio vive aquí en Madrid, vendré más fácilmente. Ahora tengo que regresar [a América], porque tengo que ir a Venezuela a hacer una película, voy a Perú a hacer una serie y después me iré a Tailandia para hacer otra serie.

¿Y te ves volviendo a trabajar con Televisa?

No lo sé. Si me llaman para hacer algo que me guste, lo haré encantada de la vida. Durante muchos años tuve contrato de exclusividad con Televisa, pero hoy me siento feliz siendo freelance. Así hago lo que quiero y acepto lo que me da la gana. Soy una persona muy libre. Creo que ahora estoy en el mejor momento de mi vida.

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