La emotiva historia familiar de Alfredo Pérez Rubalcaba y su mujer, Pilar Goya

La pareja no tenía hijos, pero se volcaron en el cuidado de sus sobrinos tras una dura pérdida

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El político socialista fallecía el pasado 10 de mayo a los 67 años al no superar el fuerte ictus que sufrió días atrás. Familiares y amigos lloraban su repentina muerte sin poder imaginar una vida sin él. Además de multitud de personalidades del mundo de la política, no quisieron faltar al último adiós del exvicepresidente del Gobierno los Reyes de España, quienes asistieron al Congreso de los diputados a última hora de la tarde de ayer.

Todos conocían la vida pública de Rubalcaba como político y como profesor de la Universidad Complutense de Madrid, pero muy pocos saben lo que se esconde detrás de Alfredo, un hombre inteligente, paciente, familiar, "enrollado" para sus alumnos y muy querido por sus más allegados.

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Conoció a su mujer, Pilar Goya, cuando todavía eran unos niños, en la facultad de Química de la universidad, y desde ese día se convirtieron en inseparables. Se casaron en 1979, en Madrid, y hasta el último día han compartido su pasión por la profesión.

Aunque no tuvieron hijos, Alfredo y Pilar si han cumplido con su papel de padres. La familia de Pilar vivió una horrible tragedia al tener que enfrentarse a la pérdida de tres de sus hermanos en menos de un año. El golpe más duro fue la muerte de Tato Goya en 2008, quien dejaba dos hijos, y a quien tanto Pilar como Rubalcaba estaba muy unido. De hecho, fue en ese momento cuando pensó en dejar la política. Un momento muy duro que superaron juntos gracias al gran amor que se tenían.

Desde ese momento, los jóvenes se convirtieron en una pieza fundamental del matrimonio. La pareja acogió a sus sobrinos desde el primer día ofreciéndoles todo el cariño y apoyo necesario. De hecho, era muy común verles pasar largas temporadas con sus tíos en su residencia de Madrid. "Se divertía mucho con ellos. Se convirtieron en los hijos que nunca tuvo", confesaba una amiga de la familia a Look.

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