Isabel II está sentando las bases para que se produzca una transición tranquila una vez que ella falte. En los últimos meses, la monarca ha ido dando pasos atrás y dejando protagonismo al heredero al trono, el príncipe Carlos, además de poniendo fin a algunos de los temas más peliagudos que han marcado la historia reciente de la institución. Algo que ha quedado patente durante el pasado Jubileo de Platino.
Entre las polémicas a las que Isabel II ha puesto fin en los últimos meses se encuentra las relacionadas con Meghan Markle, el príncipe Harry y el príncipe Andrés. Con su decisión de dejarlos fuera del balcón de Buckignham durante las celebraciones del Trooping the Colour, la monarca marcaba el camino y se lo despejaba a su hijo. Con él, los duques de Sussex tendrán un papel secundario, tal y como se demostró en el Jubileo. En el caso del duque de York, el príncipe Carlos es partidario de que no vuelva a la vida pública.
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La familia real británica, en el balcón de Buckingham durante el Trooping the Colour
Más allá de las polémicas, la reina Isabel II ha terminado recientemente con una de las mayores incógnitas del relevo en el trono: el papel de Camilla de Cornualles, que se convertirá en reina consorte por deseo de la propia monarca, quien lo dejó claro en un mensaje que dio el mismo día que se cumplían sus 70 años en el trono. Así, la monarca quitaba a su hijo el peso de tener que anunciarlo, algo que si lo hubiera hecho él seguro que habría acarreado muchas críticas.
La reina Isabel II, además, ha señalado el camino a su hijo y le ha mostrado todo su apoyo. Con él y el príncipe Guillermo ha aparecido durante el Jubileo, dejando claro las diferencia entre ellos y el resto de miembros de la familia real británica. Además, poco a poco, le ha dado más protagonismo en actos importantes. Especialmente significativo fue cuando el pasado mayo la sustituyó en la apertura del parlamento británico.
Debido a sus problemas de salud, el príncipe Carlos ha comenzado a sustituir asiduamente a su madre y acaparar más y más responsabilidades. Así, peses a que no está dispuesta a abdicar, Isabel II se asegura que su hijo sea un buen rey en el momento en el que ella falte.