La Casa Imperial de Japón va cerrando poco a poco una etapa para dar la bienvenida definitiva a los nuevos emperadores. Tras la milenaria entronización de Naruhito y Maskao el pasado 22 de octubre de 2019 ante miembros de la realeza mundial, se espera que los nuevos inquilinos del trono del crisantemo se trasladen a vivir al Palacio Imperial de Tokio -hasta ahora ocupado por los antiguos emperadores Akihito y Michiko- tras una serie de reformas que adapten la residencia a sus necesidades.

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Akihito y Michiko de Japón

Los padres de Naruhito han abandonado esta semana el Palacio Fikiage Sento, que ha sido su hogar durante 26 años en coche y con mascarillas, como medida de protección a causa de la crisis sanitaria que atraviesa el mundo con motivo del coronavirus. En su última salida del que ha sido su casa durante casi tres décadas, el antiguo soberano, de 86 años, y su mujer, de 85, han pasado por delante de los Tres Santuarios, donde se llevan a cabo los rituales de la corte en una pequeña procesión en la que recibieron el aplauso de los trabajadores de la Casa Imperial, tal y como se informaba desde el diario nipón The Asahi Shimbun.

Akihito y Michiko de Japón
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Ahora toca que el emperador Naruhito y su esposa esperen a que se terminen una serie de reformas en el Palacio Fukiage Sento para instarse con su hija, la princesa Aiko, en el que será su nuevo hogar durante los próximos años. Mientras tanto seguirán viviendo en el Palacio Imperial en Akasaka, la nueva residencia de Akihito y Michiko.

Hasta que ambos palacios estén a punto, los emperadores eméritos vivirán durante un año y medio en el Palacio de Takanawa, donde llegaron este martes, según ha informado The Japan Times.

Aiko de Japón
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También la joven Aiko se trasladaba esta semana a casa de sus padres después de haberse graduado en una ceremonia de lo más curiosa, sin sus padres presentes y con mascarilla, tal y como sugerían las medidas preventivas frente a covid-19. Tras finalizar estos estudios, la princesa, que no heredará el trono al perdurar en Japón la ley sálica, seguirá los pasos académicos de su padre y estudiará Lengua y Literatura japonesa en la universidad Gakushuim, una de las más prestigiosas del país, donde también lo hizo el emperador Naruhito.