Conoce a fondo la vida de Malú

María Lucía Sánchez Benítez nació el 15 de marzo de 1982 en Madrid. Cuentan que, al poco de nacer, su tía Reyes le puso Malú porque, según dijo, “María Lucía era un nombre demasiado largo para una cosa tan pequeña”. Lo que no sabían por aquel entonces es que iba a ser muy grande musicalmente hablando.

Sus inicios

Lo del espectáculo le corría por las venas: además de sobrina del desaparecido guitarrista Paco de Lucía, es hija de los cantaores Pepe de Lucía y Pepi Benítez, y su hermano mayor, José de Lucía, toca la guitarra. Sin embargo, sus primeros pasos sobre el escenario no los dio tanto por vocación como por saltarse las clases: “Con tal de no ir al colegio era capaz de hacer cualquier cosa”. Y así, con 15 años y casi sin proponérselo, acabó grabando su primer disco, ‘Aprendiz’, apadrinado por nadie más y nadie menos que Alejandro Sanz. Vendió 400.000 copias y ganó el premio Amigo a la artista revelación. Era el año 1998 y su carrera no había hecho más que empezar.

En la actualidad, lleva 16 años en el mundo de la música, más de 2 millones de copias vendidas de todos sus discos (15 entre álbumes de estudio, directos y recopilatorios) y ha obtenido un sinfín de reconocimientos, entre los que destaca su nominación a los Grammy latinos 2011.

Sin embargo, si hay algo que la ha hecho llegar a todos los públicos, independientemente de la edad o los gustos musicales, es que la seleccionaran para ser una de los cuatro ‘coaches’ del programa ‘La Voz’ (de Telecinco) en febrero de 2012; seguido de la ‘La Voz 2’ (2013) y ‘La Voz Kids’ (2014).

Sus amores

Malú, siempre reacia a mostrar en público su vida privada, no ha podido evitar dejar entrever a la persona que hay detrás de la artista. Y poco a poco han ido trascendiendo algunos datos de esta apasionada mujer.

Le han atribuido noviazgos con Alejandro Sanz, Pablo Alborán o Sergio Ramos, que ella misma se ha encargado de desmentir. Sus únicos amores reconocidos son Jorge, un joven con quien se dejó ver en contadas ocasiones en 2006, y Gonzalo Higuaín, el jugador del Real Madrid, con quien mantuvo una apasionada relación secreta cuya ruptura la afectó profundamente. “Me considero una mujer muy pasional, no enamoradiza. No soy de enamorarme del primero que pasa, ni de ir de flor en flor. Me han roto muchas veces el corazón”, ha reconocido Malú.

Poco aficionada a prodigarse en público, cuando está fuera de los escenarios lo que más desea es estar con su familia y sus amigos. Está muy unida a sus padres y hermanos y adoraba a su tío Paco de Lucía, a quién dedicó unas sentidas palabras en el concierto de Zaragoza que le impidió asistir al funeral: “El mundo de la música vive una grandísima pérdida. Las guitarras están mudas y las voces, rotas”. Y, siempre que puede, frecuenta las casas de sus amigos Carmona, Alejandro Sanz o Melendi, donde se siente libre y segura.

Supersticiosa y solidaria

Se confiesa supersticiosa y detesta el número 13; pero, en cambio, adora a los gatos negros, algo que no es de extrañar ya que la defensa de los animales es una de sus pasiones: “Colaboro con ‘Mascoteros Solidarios’ y, cuando tengo ratos libres, hago de auxiliar de veterinaria. Así que, en cierto modo, soy una veterinaria frustrada. Tengo tres perros y un gato, pero he llegado a tener hasta siete perros. Me llaman loca por recoger perros y gatos de la calle. ¡Hacen falta más locos!”. Y además, ha prestado su apoyo a otras organizaciones solidarias como Cruz Roja, Unicef o Save The Children.

A nivel de imagen, se ha ido estilizando con los años. Hacia mitad de su carrera, decidió que quería perder peso y, para conseguirlo, buscó ayuda profesional: “No he dejado de comer, lo he hecho con un médico y, como hay que hacerlo, con una dieta. Si estás sana y sigues estrictamente lo que te dice el médico, adelgazas”, explicó en referencia a los 10 kilos que había perdido. Y, en paralelo, ha ido ganando tatuajes (los lleva en manos, pies y espalda). Y es que esta mujer es un no parar: “A veces digo que me quiero tomar un año sabático, y a los pocos días ya me estoy subiendo por las paredes. Necesito movimiento”.