Mette Marit de Noruega, uno de los grandes apoyos de Mary Donaldson: su escandalosa relación con el príncipe Haakon

El pasado turbio de la esposa del príncipe heredero estuvo a punto de obligar a Haakon a renunciar a favor de su hermana Marta Luisa

Haakon y Mette-Marit de Noruega
Gtres
Álex Ander
Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

“Si tuviera que elegir entre el amor y la corona, elegiría el amor”. Así de claro lo afirmó el príncipe Haakon Magnus (50 años) en una entrevista con el canal NRK de la televisión pública. Corrían finales de los años noventa cuando el heredero al trono de Noruega se enamoró de la que hoy es su esposa y princesa real, Mette-Marit, convirtiéndose en el primer futuro soberano europeo que anteponía el amor a la razón de Estado. El pueblo noruego miraba entonces con bastante recelo a aquella exmodelo con un pasado algo oscuro. Y no lo hacía por el hecho de que la joven fuese una plebeya que además era madre soltera, pues esta cuestión tiene poca importancia  en un país donde casi la mitad de los nacimientos tienen lugar fuera del matrimonio. Lo que más escamaba a la sociedad del país de los fiordos era que ese niño fuese fruto de su relación con un señor condenado por tráfico de drogas, que ella misma hubiese experimentado con sustancias y que tuviera un hermano que había sido condenado por violencia de género.

Nacida en agosto de 1973 en Kristiansand, un pueblo al sur de Noruega, Mette-Marit es hija de un periodista y una empleada de banca que se divorciaron cuando ella tenía once años. Después de acabar la escuela decidió marcharse un año a vivir a Australia. En esa época protagonizó el primer escándalo de su vida cuando, durante el transcurso de una fiesta, acabó siendo detenida y deportada de India al ser encontrada desmayada en la puerta del consulado de Noruega en Calcuta. "Hasta que viajé a Australia había sido la joven más concienzuda del mundo”, contó en un libro al respecto. “Fui muy amable, todo dentro de lo establecido. Pero después me dije: 'Para'. No podía hacer más, no podía cumplir con las expectativas que los demás tenían en mí. Siempre he sabido que no soy buena cumpliendo las expectativas".

De regreso a Noruega, Mette-Marit comenzó las carreras de ingeniería, antropología y periodismo, pero no fue capaz de acabar ninguna de ellas. Lo que sí hizo fue trabajar por horas como camarera y pegarse buenas juegas en las principales discotecas del país. Cuando vio por primera vez en persona a Haakon mantenía todavía una relación con el padre de su hijo, quien ya antes de ser procesado por sus trapicheos había estado en prisión por agresión y violación de la ley de narcóticos

La indignación del pueblo noruego

En esa época, Mette-Marit llegó a participar en un concurso de televisión para buscar pareja en el que, con los ojos vendados, debía palpar a sus candidatos. “No soy una cenicienta, solo una mujer joven que al fin encontró a su alma gemela”, contó a un diario de su país tras enamorarse de Haakon en un festival de rock. “A Haakon le conocía desde hacía tiempo por medio de amigos comunes. No me enamoré enseguida de él. Lo pensamos mucho antes de decidir casarnos”.

La indignación de los noruegos fue en aumento cuando se enteraron de que el heredero de la corona convivía con su novia y el hijo de esta en un ático en el centro de Oslo —que, por cierto, costó 125 millones de pesetas y pagó el rey Harald—. Esa circunstancia puso bastante furiosos a los obispos noruegos, que no entendían cómo podía vivir en concubinato el jefe de la Iglesia luterana noruega.

En ese momento se publicó una encuesta donde más del 60% de los noruegos se posicionaba en contra de Mette-Marit, y hasta el Partido Laborista se pronunció para exigir que el heredero de los derechos dinásticos renunciase a favor de su hermana Marta Luisa. Se llegó a temer que la joven monarquía noruega, que se restableció en 1905 tras la disolución de la unión con Suecia, no soportara aquel envite. Pero esto, lejos de desalentar, supuso un revulsivo para la relación entre Haakon y Mette-Marit, quien comenzó a formarse como futura esposa del heredero cuando ambos anunciaron su compromiso en diciembre de 2000. 

“Le pusieron un despacho en palacio a Mette-Marit y, bajo el manto protector de Haakon, se sometió a un riguroso programa que incluía, además de un cursillo para perder su fobia a volar en avión (lo cual no logró), prácticas de etiqueta y protocolo, historia de las monarquías y hasta clases de baile”, contó la periodista Consuelo Font.

La noruega puso en práctica todo lo aprendido en aquellas lecciones para mover bien el esqueleto durante el tradicional vals del banquete nupcial de su boda, celebrada en agosto de 2001, algún tiempo después de que Haakon compareciese ante la prensa para pedir comprensión. Dos de los invitados que más captaron la atención de los reporteros fueron Felipe de Borbón y la modelo noruega Eva Sannum, amiga de los novios, con la que el monarca español mantenía entonces un noviazgo aún no oficializado.

Varias semanas después de la boda, empezó a circular por internet un vídeo erótico donde dos chicas se hacían arrumacos mientras se desnudaban de medio cuerpo ante un público masculino. Una de ellas era idéntica a Mette-Marit, aunque la familia real de Noruega optó por guardar silencio y nunca quedó del todo claro si realmente se trataba de ella. También levantó ampollas la publicación en 2005 de Princesa contra todo pronóstico, un libro que entre otras cosas abordaba el romance de Mette-Marit con aquel exnovio convicto por posesión y tráfico de drogas. El despechado tipo llegó a amenazar con revelar información comprometida y a difundir fotografías y vídeos de alto contenido pornográfico, lo que empujó a Mette Marit a pedir perdón por su pasado en una rueda de prensa.

Tiempos de aparente normalidad

Las aguas volverían a su cauce durante los años siguientes, tal y como cuenta Haakon en un reciente libro de memorias, 'Haakon: historias sobre un heredero al trono', escrito junto al periodista Kjetil Ostli. Sin embargo, vivir bajo el escrutinio público fue bastante duro para los príncipes. “Experimentar que la parte más vulnerable de mi vida fue discutida en público es algo que nunca superaré. No puedo entender que haya pasado en Noruega”, afirma Mette-Marit en el mencionado libro, donde también se cuenta que, antes de casarse, Haakon tuvo que viajar a Estados Unidos junto a una delegación de la ONU y ambos optaron por romper. “Antes de irme, decidimos no estar juntos”, explica él. “Nos reencontramos cuando volví a casa. Fue una época agradable, muy agradable”.

Da la sensación de que la pareja, que tiene dos hijos en común, mantiene hoy una relación sólida, pese a los rumores de crisis que de vez en cuando han pululado. También es un hecho que Mette-Marit ha sabido ganarse el favor popular, a pesar de que a veces se haya criticado lo perezosa que se mostraba a la hora de participar en actos oficiales. En 2018 fue diagnosticada de una variante inusual de fibrosis pulmonar, lo que ha limitado mucho su papel institucional y ha otorgado protagonismo a su hija, la princesa heredera Ingrid Alexandra (su hijo Magnus quedó fuera de la línea de sucesión al trono). "Nunca sabes cuándo llegarán esos días malos”, reflexiona Haakon al respecto. “Hace que la vida sea diferente de lo que es. Sigue habiendo incertidumbre. Pero eso también forma parte de la vida, la enfermedad y afrontar juntos las dificultades”.

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