Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Paloma San Basilio
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“Ver a Paloma San Basilio es motivo para seguir viviendo”

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Jorge Javier Vázquez

Escritor, presentador, actor y productor teatral

Ha sido una semana de un trajín extraordinario. Llamé a Carolina Sobe para que me diera cita en alguno de los centros donde trabaja para hacerme el láser en todo el cuerpo. Incluso en las partes más íntimas, que como ya he contado alguna vez por aquí también me las depilo. Ella se empeña en hacérmelo ahí, justamente ahí abajo, pero a mí me da mucha vergüenza. Quizás dejaré que me remate unos pelos que me han quedado en una pequeña parte pero poco más. En dos días logro depilarme todo el cuerpo, que me queda tan suave como la piel de un melocotón. Aprovecho para escribir que estoy muy orgulloso de mí mismo porque por fin he cogido la costumbre de ponerme todos los días un líquido en las pestañas para que se me vuelvan kilométricas. También me ha tocado esta semana manos y pies y corte de pelo. Un agotamiento extremo. Cuento todo esto porque he visto que personas que se pasan la vida entera haciendo lo que yo esta semana se oponen tajantemente a que se reduzca la jornada laboral. Hay gente que no soporta no trabajar porque detesta volver a casa y darse de bruces con un panorama detestable. Pues que aprendan a vivir, digo yo. Ya lo dijo Juan Luis Arsuaga en El País, creo recordar: la vida no debe reducirse a trabajar durante la semana y aprovechar los fines de semana para ir al súper a llenar la nevera. A eso no se le llama vivir sino sobrevivir.

Los nervios de paloma

Además de dedicarme a mi cuerpo he de confesar que esta semana he visto un programa de televisión entero: ‘Dúos increíbles’. Es que sale Paloma San Basilio y eso es para mí un motivo para seguir viviendo. En el primer programa que salió la vi cantar ‘Me muero’ con José Otero y me produjo mucha emoción porque después de 50 años de profesión a sus espaldas y una carrera impresionante la noté nerviosa. Y es precioso atisbar un poquito de inseguridad en una señora de 72 años que lo ha cantado todo en los escenarios. A ver, esto lo noté yo porque la tengo radiografiada. Que me he hecho muchos kilómetros para verla y además bien de cerca. Que no descarto que en algún concierto una gota de su sudor haya caído en mi hombro. Pero el martes pasado la cosa ya fue distinta. Le tocó cantar ‘Hijo de la luna’ con Teo Bok, un muchacho de 20 años, y disfruté como un gorrino en una charca. Y ella. Qué versión tan bonita hicieron y cómo controlaba mi artista todo el tinglado: las luces, el sonido, las cámaras. Ver a Paloma San Basilio cantar en directo en un programa de televisión es algo obligatorio para todos aquellos que deseen dedicarse al escenario. El miércoles por la mañana llamé a Eva Tovar, la directora, para que me contara cómo habían ido las grabaciones. Yo en plan fan fatal, que conste. Conozco a Eva porque dirigió las primeras ediciones de ‘Got Talent’. Qué gusto charlar con ella y qué cosas tan bonitas me contó de San Basilio. Intenté que me chivara si gana la edición pero no soltó prenda. Es que si Paloma no gana o no queda muy bien posicionada me bajo del programa. Aviso. Me tiene más preocupado en qué lugar queda Paloma San Basilio en ‘Dúos Increíbles’ que la amnistía, no os digo más.

Dos libros clave

Ahora que viene un puente y después las Navidades aprovecho para recomendar dos libros. El primero, ‘Los parques de atracciones también cierran’, de Ángeles Caballero. Lloré al comenzarlo, al acabarlo y entre medias también se me cayó alguna lagrimita. Y muchas risas. Porque Ángeles hace un cariñoso y emotivo retrato de una familia que vive en Getafe y que podría ser mi familia o la de tantos millones de españoles. Una familia de clase media que se enfrenta a la vida con unos códigos tan particulares como reconocibles. Y que tiene que hacer frente a la traumática desaparición del padre y de la madre, un episodio que Ángeles narra con emotividad, rabia pero, sobre todo, con muchísimo amor.  Ángeles Caballero es, además, uno de los mejores regalos que me ha puesto la vida por delante en los últimos tiempos. Ella, Paloma Rando –otro regalo– y yo tenemos un grupo de WhatsApp que, si se hiciera público, tendríamos que exiliarnos del país. Pilar Eyre lleva más tiempo en mi vida. Tanto, que no me acuerdo. Es como si siempre hubiera estado ahí, que es una sensación hermosísima. Ha escrito un novelón de estos que te agarran por el corazón desde la primera página. ‘De amor y de guerra’, se llama, y está ambientada en una de las épocas que más domina: la posguerra española. Pilar controla la técnica novelística como nadie pero, además, te ofrece tantos datos y anécdotas que consigue que después del libro te sientas más culto. Me apasiona ver a Pilar promocionando sus novelas. Se recorre España con la mejor de sus sonrisas y se curra las entrevistas con el fin de que la promoción no se convierta en un acto tedioso y repetitivo. Pilar tiene una risa contagiosa y expansiva. Yo la veo con Helena García Melero en TV3 y disfruto tanto con sus ataques de risa que me los pongo una y otra vez para descojonarme con ellas, porque Helena tampoco puede contenerse. Pilar y yo nos lo pasamos bomba intercambiándonos maldades y cortando trajes a discreción. Pero que conste que de vez en cuando también hablamos de libros, eh. Para equilibrar, más que nada.

Pilar Eyre
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