Este año está siendo algo distinto para la reina emérita Sofía. Una vez que, prácticamente, se han levantado las restricciones sanitarias provocadas por la pandemia, la vuelta a la normalidad no lo está siendo para la familia real. Sofía viajó a Palma, como todos los años, para pasar las vacaciones de Pascua y con ella solo ha viajado su hermana Irene, que vive con ella en el palacio de la Zarzuela. Ni sus hijas ni sus nietos y ni mucho menos su hijo el rey y su nuera, la reina Letizia, se han dejado ver por la isla.

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Reina Sofía y su hermana Irene

La reina emérita Sofía, en la plaza que lleva el nombre de su marido, Juan Carlos I, con su hermana Irene.

La reina Sofía no renuncia a sus tradiciones y, tras asistir a un concierto, otra de sus citas obligadas es la de asistir a alguna procesión de las que se celebran en Palma estos días. Concretamente, pudimos verla en la procesión de La Sang, la más importante de cuantas se celebran en la isla estos días, en unas imágenes que difundió IB3, el canal autonómico de las Baleares. La reina emérita y su hermana, Irene de Grecia, estuvieron en dos puntos muy concretos de la ciudad, en la plaza del Ayuntamiento y, después, en la plaza Juan Carlos I, también conocida por la plaza de las Tortugas por la fuente que hay en el centro.

Reina Sofía

La reina Sofía, acompañada de su hermana Irene de Grecia, asistió a la procesión de La Sang.

IB3

Lejos quedan aquellos años en que la Semana Santa era una cita indiscutible para los miembros de la familia real. Cuando don Juan Carlos era el rey en ejercicio, doña Sofía era la reina consorte, y sus tres hijos, las infantas Elena y Cristina, y el príncipe Felipe eran aún unos niños y, después, unos jóvenes adolescentes, la cita anual por Pascua era ineludible. El paso de los años y el hecho de que cada uno de los hijos de los actuales eméritos formaran sus propias familias hizo que todo eso cambiara, pues no siempre coincidían todos los hermanos y sus familias en estos días de Pascua.

Pero han sido, sin duda, los escándalos protagonizados por los miembros de la familia del rey –léase divorcio de la infanta Elena, la condena de Urdangarin, las denuncias de Corinna, el autoexilio de Juan Carlos, y las infidelidades de Iñaki hacia Cristina– los causantes de estos cambios cuyas consecuencias son la soledad de doña Sofía y su hermana estos días en Mallorca.

Los reyes Felipe y Letizia, poco a poco, han ido despegándose de la isla por expreso deseo de la reina, a la que no le gusta navegar y que prefiere pasar sus vacaciones de manera privada sin tener que estar todo el día pendiente de ser el objetivo de las cámaras. A diferencia del rey Felipe, que de veranear en Mallorca desde niño tiene allí muchos y buenos amigos, la reina Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, no tienen en Mallorca ningún círculo de amistades, por eso Letizia prefiere disfrutar de un viaje en familia con destino desconocido o de unos días de estancia privada en su Asturias natal.

Las infantas han decidido pasar estos días con su padre en lugar de acompañar a su madre en Marivent, lo que se ha entendido como una muestra de apoyo –y quizá de presión– para que el rey emérito regrese a España. Pero eso no es fácil, ya que como siempre ha defendido nuestra compañera Pilar Eyre, don Juan Carlos no volverá nunca a España.