A sus casi 5 años de edad -cumplirán el próximo mes de diciembre-, Jacques y Gabriella de Mónaco ya tienen grandes historias que contar para cuando sean adultos. Los pequeños de los príncipes Alberto y Charlene, ajenos por el momento a cualquier responsabilidad otorgada por su posición social, no son dos niños comunes.

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Alberto de Mónaco

Por ejemplo, los mellizos recordarán dentro de unos años cómo fue su viaje a Japón con motivo de la entronización del emperador Naruhito y de la Copa Mundial de rugby, en la que Sudáfrica se ha proclamado ganadora. Mientras que su padre atendía diferentes compromisos oficiales, los pequeños disfrutaban de una visita a una escuela nipona, donde se juntaron con alumnos de su misma edad; han podido animar a su equipo favorito de rugby agitando enérgicamente las banderas del país de su madre; e incluso han pasado un día inolvidable en Disneyland.

Jacques y Gabriella de Mónaco
Instagram hshprincesscharlene

Con respecto a su visita al mundo de Mickey Mouse, los gemelos recordarán que "papá nos llevó a Disneylandia y nos dejó allí", algo que Alberto de Mónaco explicaba asegurando que "tenía otra cita ese día y querían seguir [con sus niñeras y seguridad]. ¡Estuvo bien, pero puedo decirte que estaban realmente cansados ​​al final de ese día!"

Según ha seguido explicando el soberano, tanto su esposa como él se han comprometido a facilitar a sus hijos los deberes reales de la manera más cómoda posible. "Cuando estaban en Japón no hacían nada oficial allí", confiesa, "excepto visitar una escuela en la isla de Naoshima. Fue más jugar con otros niños que cortar una cinta o algo así".

Con ello, convirtieron la visita en una parada informal mientras que su padre "visitaba el museo Tadao Ando, ​​viendo piezas de arte que no pensé que estarían demasiado interesadas adentro", explicaba el monegasco. "Creo que siempre es mejor llevarlos lentamente a las situaciones oficiales", agregaba, asegurando que en ocasiones su posición social les pone las cosas "un poco difíciles".

Jacques y Gabriella de Mónaco
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"Para ellos, es una situación difícil el entrar en una sala repleta de gente mirándolos. Hemos tenido algunos momentos en los que es comprensible que se hayan sorprendido un poco por eso, así que tenemos que tratar de acompañarlos en este tipo de situaciones", con el fin de evitar que los pequeños se puedan poner nerviosos, continuaba el monarca.

Y gracias a ello,"se han acostumbrado mucho a lidiar con apariciones públicas si no es demasiado largo, demasiado exigente y no demasiado prepotente para ellos". Además, la dedicación de Charlene con sus pequeños es un punto extra a su favor, ya que la princesa se ha apartado prácticamente al 100% de los actos oficiales para dedicarse a su vida familiar. Actualmente, Charlene únicamente acude a actos públicos en contadas ocasiones, apariciones que suelen ser tan breves como ya inusuales.