Ana Obregón se refugia en Mallorca, tras el año más duro y doloroso de su vida

Un año después de la muerte de su hijo, Aless Lequio, y tras el fallecimiento de su madre, su mejor amiga

Ana Obregón
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Mallorca ha sido, y es, para Ana Obregón ese lugar en el que ha sido muy feliz y al que todos los años acude para disfrutar de sus vacaciones. En los últimos años, sin embargo, la vida de Ana Obregón ha estado marcada, primero, por la enfermedad y el posterior fallecimiento de su único hijo, Álex Lequio, que murió el 13 de mayo de 2020 víctima del cáncer, y después, por la muerte de doña Ana Obregón, la madre y mejor amiga de Ana, lo que fue otro durísimo golpe para la actriz, guionista y bióloga.

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Su familia no deja a solas a Ana, sobre todo a raíz de los mensajes que suele publicar en sus redes sociales, en los que manifiesta abiertamente su deseo de reunirse con su hijo y, ahora también, con su madre. Pero Ana es una mujer muy fuerte que vive volcada en su familia. Le queda su padre, Antonio García, también muy delicado de salud dada su avanzada edad, al que Ana adora y, por supuesto, al que no piensa abandonar a su suerte.

Ana Obregón ha viajado a Mallorca, a la casa familiar El Manantial, que los García Obregón tienen en primera línea de la Costa de los Pinos. Hemos podido verla paseando hasta un spa próximo a la casa donde seguro que habrá encontrado cierta distracción para intentar olvidar, si es que ello es posible, tanto dolor. En El Manantial, Ana vivió las últimas felices vacaciones junto a Aless, cuando todo parecía indicar que había superado el cáncer y nada hacía presagiar que este reaparecería, con más virulencia que nunca, algunos meses después.

Ana Obregón

Ana Obregón salió de su casa para ir a un spa próximo. Vestida con ropa deportiva, la camiseta llevaba una significativa leyenda: 'Siempre un ángel'.

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Para Ana, la vida no ha sido nada fácil en los últimos tres años, desde que a Álex Lequio le diagnosticaron un cáncer del que poco se sabía en nuestro país. Tras hablar con el doctor Baselga –fallecido también hace unos meses–, Ana y el padre de Álex, Alessandro Lequio, decidieron llevar a su hijo al Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en Nueva York, que dirigía Baselga, una eminencia en esta enfermedad. Fueron seis meses de incertidumbre con un duro tratamiento, que continuó después en Navarra y, tras la fatal recaída, en Barcelona. Desgraciadamente, nada se pudo hacer y Álex murió en mayo del año pasado.

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