Se aloja en la suite real del hotel Emirates Palace de Abu Dabi. Su salud ha mejorado, ya que practica ejercicio, dieta muy controlada y no tiene el estrés de sus últimos años. Se ha deshinchado y sigue los mismos tratamientos ‘antiaging’ –con inyecciones de bótox y rellenos de ácido hialurónico en el rostro– que le practicaban en la Clínica Planas de Barcelona. Lleva la vida de un jubilado de lujo.

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“Es el mejor sitio en el que puede estar, pero es cierto que le pesa la soledad.No le quedan amigos”. Noto que mi interlocutor sonríe. “A lo largo de los años he visto pasar a muchos que se decían amigos de él, y yo les sometía a un pequeño test para averiguar si era cierto… Si nunca habían oído hablar de Álvaro de Orleans, ¡mentira!, ¡este no era amigo ni nada!”. Porque su primo segundo, Álvaro de Orleans, que dormía en la Zarzuela cuando estaba en Madrid, en cuya finca de Sanlúcar se alojó tantas veces el Rey, sí era su íntimo de verdad. Pero ha pagado un precio muy alto por sus servicios: al figurar como testaferro de las fundaciones, está encausado en varios procesos, lo que le ha provocado una profunda depresión. Tampoco mantiene ya relación con Juan Carlos, cuya única compañía es ahora Mansour bin Zayed, hermano menor del jeque, que va cada dos días al hotel en su helicóptero y pasan hablando muchas horas. Mansour es un hombre cosmopolita e inteligente. Entre otras cosas, es el propietario del club de fútbol Manchester City, que entrena el catalán Pep Guardiola, y tiene muchas atenciones con su huésped real.

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Pregunto si su destino en Abu Dabi será para siempre. “No; de hecho, está barajando otros lugares para trasladarse a vivir dentro de unos meses de forma definitiva. Su favorito sería Londres, pero al estar allí Corinna alguien podría pensar cosas que no son”. Le interrumpo: “El rey sigue enamorado y quiere volver con ella”; pero mi amigo se enfada: “Eso no es cierto… Corinna es el pasado, ahora ya no cuenta para nada”. Los otros lugares que se barajan son Italia (“El rey es romano, vivió allí hasta los cuatro años y habla perfectamente el italiano”) y Bélgica (“Hay palacios muy bonitos y cómodos para alojarlo, es una monarquía que lo recibiría con los brazos abiertos, ya que es amigo de los reyes padres Alberto y Paola, se conocen desde que eran jóvenes… y está en el centro de todo, muy bien comunicado. Bélgica es la mejor opción”).