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Tengo ganas de observar cuidadosamente cuál va a ser a partir de ahora el comportamiento de Alfonso Díez. Si bien se cierto que ha actuado con inusitada –me encanta esta palabra– discreción en vida de Cayetana, he comprobado que no le hace ascos a asistir a fiestas de postín.
Principalmente a las que organiza ‘Vanity Fair’, que son convocatorias pobladas de picos finos. Intuyo que Alfonso nos va a proporcionar momentos muy dignos de comentar.
Lo veo como una versión refinada y un tanto vintage de Jaime de Marichalar. Recibo un whastapp de Edu: “En dos años lo vemos concursando en 'Supervivientes'”. No sé yo si tanto pero no me extrañaría verlo hablando de moda o buenas maneras en algún programa antañón de La Primera.