Lydia Lozano y su marido, Charly, viajaban de Mykonos a Madrid tras haber pasado unos días de descanso de auténtico lujo en una de las islas con más encanto del Mediterráneo. La pareja se presentó en el aeropuerto a la hora correcta, hizo la cola como estipula la normativa, pero el caos, tal y como desveló un ‘testigo protegido’ de Kiko Hernández, se desató dentro del avión, propiciando un retraso de 50 minutos.
¿Qué fue lo que pasó en el interior de la nave? Pues que no había sitio para el equipaje del matrimonio ¡Menudo drama! Por más que lo intentaban, sus maletas no cabían en el espacio destinado para ello. Se habían quedado sin hueco. ¿Qué harían entonces? Pasaban total de que se las enviaran a bodega y después tener que esperar a que las sacaran en la cinta de recogida de equipajes, con la consiguiente pérdida de tiempo que eso acarrea. Y, como por mucho que lo intentaban no había manera, la tripulación dio con una solución que contentó a todos: las maletas viajarían en primera clase, donde aún había espacio libre, mientras sus dueños seguían en turista.
De todo este lío de maletas fue testigo un hombre que se puso en contacto con Kiko. Además aportó vídeos y fotografías en las que se aprecia el mal rato que pasó la colaboradora, que no pasó inadvertida para el resto de pasajeros, “iba con una Pamela de 70 centímetros de diámetro”, por lo que llamaba bastante la atención. Si a esto le sumamos el retraso y la cola provocada tras de ellos, no nos extraña que al testigo le llamara poderosamente la atención lo que estaba ocurriendo en lo que tenían que ser un plácido vuelo.