Isa Pantoja desvela lo que nunca había contado de la noche que saltó la valla de Cantora

Primero por hacerlo a hurtadillas, aprovechándose de la oscuridad de la noche, para no ser vista y que no la pudieran descubrir. Imaginad entrar a escondidas en la que ha sido tu casa, tu hogar, y ahora es la cárcel de tu madre. Dolorosísimo.

El otro detalle es aún más amargo: su hijo fue testigo de todo. El niño, que ya tiene 7 años, siempre ha tenido una relación muy especial con su abuela, las conversaciones entre ellos eran constantes y las visitas de este a Cantora, semanales. Ahora, el menor ve muy triste a su madre, sabe que algo le pasa y no deja de preguntar qué ha ocurrido con su abuela, por qué ya no la ve. La echa insoportablemente de menos.

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“Yo no sabía qué iba a pasar. Mucha gente me ha dicho que si no hubo entendimiento fue porque estaba Asraf abajo”, ha contado en la sección rosa del magacín de las mañanas de Telecinco. “Yo no le quise decir que estaba Albertito, porque lo que yo quería era hablar con mi madre, no hacerle chantaje con mi hijo. Primero necesitábamos una conversación nosotras”. Las palabras de Isa Pantoja resonaban con un peso y una madurez apabullantes.

En todo este proceso, la joven está siendo un ejemplo empatía. Entiende a la perfección a la artista. No la culpa, no la responsabiliza. La toma como una víctima de lo que está sintiendo y entiende que está atravesando un proceso complicado, “ella no está preparada par estar con Albertito”. 

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“Hay que ponerse en el lugar de ella. Si hablando conmigo se le escapa la emoción, cuando vea a los niños no va a poder disimular que está mal y a ver como le explica a esos niños por qué. Los niños no lo pueden entender”.