La curva de la vida ha vuelto a remover muchas emociones en GH DÚO. Sofía Suescun ha sido la última que se ha prestado a hacer recorrido por su corta, pero sufrida, vida. Y es que, a sus 21 años, la ‘Reina de Realities’ para muchos ha pasado un verdadero infierno, algo de lo que ayer dejó entrever, pero sobre lo que se sinceró más en profundidad en las páginas de Lecturas.

Artículo recomendado

GH DÚO: Sofía Suescun se derrumba con capítulo más duro de su vida y de la de su madre

sofia cuescun 7

Así nos contó su complicada infancia al lado de un padre violento con su madre y con problemas de alcoholismo.

Te duele que tu madre diga que quiere un futbolista o un chico rico para ti?
Tiene esta inseguridad con el tema material, lo ha pasado muy mal. Ha llegado a pasar hambre y muchas penurias.

Te fuiste a Honduras y tu madre ya estaba enferma de fibromialgia.
Me fui muy preocupada. No dije nada, solo lo sabía Raquel [Mosquera]. Mi madre tiene unas enfermedades tan graves que no quería que nadie pensara que quería utilizarlas para dar pena o aprovecharme. Es muy delicado.

¿Cómo llevabas esto en Honduras?
Raquel siempre me calmaba y me decía que la mejor noticia es no tener noticias, pero las noches son muy largas. Me hacía un poco la dormida y lloraba. No podía dormirme pensando en cómo estaría mi madre, la que la cuida soy yo. Pensaba que igual estaba en el hospital y no me lo decían.

Tu madre nos dijo que está tan enferma que no puede ni cocinar.
Está muy débil. A pesar de dar esa imagen de dura y de ese cuerpazo que tiene, la salud la tiene muy mala. No puede hacer esfuerzos y por eso le compré el robot de cocina.

Tu madre nos contó que se había intentado suicidar, que vuestros perros le salvaron la vida y la sacaron de las vías del tren. ¿Lo sabías?
[Se emociona] No me lo ha contado. Los dolores que está pasando son muy grandes y puede llegar a este punto. Es verdad que me lo decía mucho en broma cuando yo me iba con Alejandro o con cualquier persona. “No te vayas de mí, que me siento sola, no le encuentro sentido a la vida si te vas”, decía

Tu madre cree que su enfermedad puede tener como origen todo lo que sufrió con tu padre.
Puede ser, por tener a su lado a la peor persona, a mi padre. El maltrato que sufrió desde que la dejó embarazada, todo lo que mi madre ha tenido que sufrir. Esa falta de amor que ha tenido siempre. Además de tener falta de cariño de sus padres, la ha tenido de la persona que se supone que la quería. Ese es el detonante de que ella sea así.

Sufriste mucho de pequeña.
Sí. A pesar de mi corta edad, tenía 6 o 7 años, tengo las imágenes guardadas en el cerebro. Te las podría dibujar ahora mismo [se emociona]. Puede que todo ese mal que mi padre hizo a mi madre haga que tenga esa desconfianza con los chicos, miedo de que me pueda pasar a mí, porque ya sé lo que es.

Dijiste que hasta los 15 años vivías amargada, ¿qué pasó?
El día más feliz de mi vida fue con 15 años, cuando me dieron permiso para no tener que ir más con mi padre. Por fin me escucharon. Conforme iba cumpliendo años entendía que me hacían ir con una persona que pegaba a mi madre y casi la mataba. Me obligaban, venía la policía a casa a buscarme.

¿La policía?
Sí, yo lloraba agarrada a mi madre y el policía me soltaba y me metía en un coche para llevar- me con mi padre, formando un show en la calle. Me obligaban a ir y amenazaban a mi madre con multas muy altas.

Y cómo recuerdas los fines de semana en casa de tu padre?
Me recogía borracho en el coche. Y el plan era ir a otro bar a seguir poniéndose más borracho. Yo salía del bar y me tumbaba en un banco a esperar. A veces él salía del bar y se olvidaba de mi, se montaba en el coche y yo tenía que llamarle. Por eso he sido súper paciente en la vida. A veces me metía en el bar, por eso me da asco el tabaco y el alcohol. Ese alcoholismo era el que le llevaba a ser agresivo y a pegar a mi madre. A mí nunca me ha puesto una mano encima. Tengo la imagen grabada de cómo gastaba el dinero en la máquina tragaperras. Cuando mi madre empezó con el africano, yo vi a mi padre intentando atropellar a uno, que no era él.

¿Le tenías miedo?
Muchísimo miedo. A mí no se me olvidarán los palizones que le daba a mi madre.

Eres una superviviente.
Sí, mi vida ha sido peor que en el concurso.

¿Te ha llamado tu padre?
No, no le cogería el teléfono, no perdería ni un minuto con ese ser despreciable. No volví a saber nada más de él, lo que quería era verme para joder a mi madre.

Tu historia es muy dura.
Sí, pero no quiero dar pena. Lo tengo superado, asimilado, no vivo en ese recuerdo.