La semana ha empezado con una inesperada e impactante imagen a la entrada de la Clínica Quirón de Madrid, centro donde ha sido operado y se recupera el rey Juan Carlos de la operación de corazón a la que se sometía este sábado. Su hija, la infanta Cristina, apartada prácticamente de todo acto institucional y familiar de la familia real española, llegaba acompañada de tres de sus hijos.

Una imagen histórica que tiene mucha más profundidad de la mera visita exprés que ha acabado siendo.

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La infanta Cristina visita a don Juan Carlos con sus hijos

Sobre las 15 horas de este lunes 26 de agosto, Cristina de Borbón se bajaba de un coche de gama alta junto a Juan Valentín, Irene y Miguel Urdangarin. Faltaba Pablo Nicolás, de 18 años, que se encuentra concentrado en su carrera deportiva y que, todo apunta, a que no habría conseguido el permiso del equipo alemán de balonmano en el que milita actualmente para estar al lado de su abuelo.

La discreción y timidez con la que se han mostrado ante los medios apostados en la entrada del centro médico, describían a la perfección el tipo de familia que conforman ahora: una marcada por la falta de contacto (público) con su familia materna y con un padre en prisión.

La visita de la infanta Cristina y sus hijos, lejos de calmar las críticas que han recibido los reyes Felipe y Letizia y la reina emérita doña Sofía, los han avivado, salpicando a la princesa Leonor y la infanta Sofía.

El régimen de visitas de los monarcas y la reina emérita a don Juan Carlos ha generado todo tipo de suspicacias, señaladas por la escritora y columnista de Lecturas Pilar Eyre desde su cuenta de Twitter. La periodista se ha convertido en la voz de todos aquellos que consideran que Felipe, Letizia y Sofía tendrían que "haber estado" junto al rey convaleciente en todo momento y no solo limitarse a visitarlo. Asimismo, que las visitas se hayan producido en días distintos no ha propiciado ¿deliberadamente? un reencuentro de Felipe con su hermana y sus sobrinos.

De nuevo, la familia real ha pecado de falta de calidez y cercanía en una situación que lo requería con creces. Si bien el emérito tenía las visitas muy controladas por encontrarse en la UCI tras su operación de "tres bypass aorto-coronarios", pero sus acompañantes contaban con todo tipo de comodidades para hacer la estancia mucho más llevadera.

Sin embargo, esta actitud ha tenido otras 'víctimas' colaterales: Leonor y Sofía. A diferencia de sus primos Juan Valentín, Irene y Miguel, las nietas pequeñas de don Juan Carlos no se han acercado a la Quirón para confortarle. Si bien, tampoco lo han hecho ni Froilán ni Victoria Federica, que puede que repitan la fórmula de visitas de hoy, pero acompañando a su madre la infanta Elena, sí que se esperaba que, como miembros del núcleo duro de la familia real, aparecieran la princesa y su hermana.

Sobre esta decisión parece planear de nuevo el mal visto exceso de control que al parecer ejerce Letizia sobre sus hijas. Lejos de protegerlas en este caso ha provocado que sus primos las dejen en evidencia. Todo apunta a que las hijas de los reyes irán a ver a su abuelo cuando ya esté en planta. Sin embargo, la sensación generalizada es que se trata de un gesto que llega tarde y que ha dañado involuntariamente la imagen de Leonor y Sofía.