Cuando Belén Esteban bajó del coche antes de entrar en la finca en la que daría el ‘sí, quiero’ ya anunciaba que, más que nerviosa, estaba emocionada. La colaboradora quería hablar para el programa de su amiga María Patiño, Socialité, y no podía imaginarse que acabaría la conexión en directo llorando. Y la periodista también.

La llegada de la novia a la finca en la que se celebraría el enlace se ha producido pasada la una y media de la tarde. En el interior del complejo, tal y como la propia Belén ha explicado, “comerían algo ligero” y ya pasarían a arreglarse.

Lejos de lo que muchos podrían creer por la inminencia del gran momento, la Esteban ha dormido y descansado; aunque se ha levantado muy temprano. Ella y Miguel han pasado la noche separados y durmiendo cada uno con su familia.

En su conversación con María Patiño, la que se casaba en pocas horas repetía eso de que hoy era un día para el recuerdo. “Echaré de menos a la gente que no está”, decía refiriéndose a su padre, quien seguro estaría muy contento de ver lo bien que está su hija y lo enamorada que se casa. Igual que ella está su madre, que no deja de acordarse de su marido.

Y, en este ambiente de emociones a flor de piel, ha sido cuando el programa le ha hecho entrega de un emotivo detalle y ella no ha podido contener las lágrimas. Socialité le enviaba una bonita medalla de San Judas Tadeo, de quien es tan devota. “Me la voy a poner”, ha prometido, “hoy no, pero me la pienso poner”, ha dicho con un hilo de voz. Al ver a su amiga venirse abajo, María tampoco ha podido contener las lágrimas y ha despido la conexión llorando.

Boda Belén Esteban y Miguel: Las lágrimas de la novia a escasas horas del enlace