Tras 20 años de matrimonio, la pareja formada por los periodistas Carlos Herrera y Mariló Montero se separó en 2011. Fruto de la unión, nacieron sus dos hijos, Alberto Herrera y Rocío Crusset, ambos muy en boca de todos en estas dos últimas semanas aunque por motivos muy diferentes. Mientras Alberto ha anunciado su futura boda con Blanca Llandres, la menor de los Herrera Montero ha comunicado su ruptura con Maggio Cipriani después de 6 años de relación.
Además de sus hijos, y a pesar de la separación, hoy en día Carlos y Mariló siguen teniendo algo más en común: ambos son propietarios de una casoplón de varias plantas en la playa del Espíritu Santo, en el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda. La casa está en alto, justo arriba de la playa, un oasis en medio del paraíso sanluqueño. Todos los miembros de la familia se escapan a esta vivienda de verano en cuanto pueden, se trata de un remanso de paz con un enorme jardín abierto al mar, piscina y unas vistas de infarto al Coto de Doñana y a la desembocadura del Río Guadalquivir.
Además de su decoración con toques mediterráneos y aire rústico, con mucho blanco y mucha madera, que derrocha un cierto lujo silencioso, nos ha llamado muchísimo la atención que en el jardín de los Herrera Montero hay muchas zonas habilitadas como comedores, además de muchas mesas y sofás, la explicación es sencilla: la casa es muy grande y el jardín amplísimo, así que les encanta invitar a sus amigos y familiares a su oasis privado en la costa gaditana.