Álex Lequio comparte cómo fueron los primeros momentos de su enfermedad

El hijo de Ana Obregón ha querido hablar de aquel 'tirón de espalda' que fue el primer aviso de lo que iba a pasar en los siguientes meses...

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Un precioso recuerdo junto a su perra, con la que lleva ya 16 años conviviendo, ha hecho que Álex Lequio se sincere acerca de los primeros síntomas de lo que acabó siendo su lucha contra el cáncer. Un simple 'tirón de espalda' que le tuvo seis horas dando vueltas y que ahora, como todo en sus últimos meses, cuenta con alegría y mucha valentía. Sin duda, el hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio nos ha dado una importante lección...

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El hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio, esa noche, sufrió un "tirón de espalda" que dio paso a otros muchos dolores que acabarían siendo diagnosticados como un extraño cáncer, cuyo tratamiento era muy difícil de que pudiera realizarse en España. Por ese motivo, Álex, acompañado de sus padres, viajó urgentemente a Nueva York donde fue tratado durante varios meses en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center. En septiembre del año pasado, Álex cambió de hospital y su tratamiento continuó en Nueva Jersey, para, por fin, regresar a España antes de Navidad, donde continuará su ardua batalla contra el cáncer.

Álex ha querido compartir con sus seguidores quién ha sido uno de sus más fieles apoyos durante este tiempo. Tiene 16 años –es decir, lleva con Álex desde que era un niño de tan 10 añitos–, se llama Luns y es una preciosa golden retriever.

"Hace un año ya desde la primera noche que me desperté por un ‘tirón de espalda’ y nos pasamos 6 horas andando de punta a punta sin sentido por el cuarto", ha recordado Álex.

"En realidad, hacemos cosas sin sentido desde que eras un cachorro, disfrazarte de gnomo en Halloween, reno en navidad o incluso aquel día que fuimos a montar una casa en un árbol y nos dieron caza 4 ardillas enzarpadas... Eso son 16 años de cosas sin sentido. Son muchas cosas sin sentido....", relata Álex.

Esa noche que estuvieron caminando durante seis horas su perra y él fue el previo al terrible diagnóstico médico que se le realizó. "Para esta ocasión, el sin-sentido ya era algo normal –sin más– y aunque no fueron muy buenas noticias, seguiremos haciendo cosas poco normales el resto de nuestra vida –incluso si significan algo malo– porque así somos nosotros".

Álex acaba su escrito como es habitual en él, con buen humor: "Lo que sí que no tiene sentido y nunca lo tendrá, son tus ronquidos. Roncas como un gorila con sinusitis, tenemos que hacer algo al respecto".

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