Cuando los problemas entran por la puerta, el amor sale por la ventana. En el caso de Carmen Cervera, Tita para los amigos, y su marido en 1978, Espartaco Santoni, fue tal cual. Los dos formaban una de las parejas más mediáticas de la década, eran triunfadores, atractivos y poderosos. Y, además, estaban locos de amor. ¿Os suena de algo? Ella era nuestra Kim Kardashian, en versión Miss y actriz, y él nuestro Kanye West, pero cambiando la música por el cine.

En el último Lecturas Años Dorados dedicado al convulso 1978, en el que las chicas demostraron ser de lo más guerreras, Tita Cervera plantaba a su esposo. Y lo hacía de esta radical manera: como se habían casado en Nueva York, la ex Miss España hizo las maletas y se trasladó a la ciudad de los rascacielos para interponer una demanda de divorcio. Entonces, confesó a LECTURAS que deseaba “poner en una nube” los años que había vivido con Espartaco (tres). Quería emborronar este amor loco y el tiempo que habían pasado juntos. “Me ha ocurrido, lo que que le ocurre todo el mundo el mundo cuando deja de querer, de comprender o de desear vivir con otra persona. No tengo ningún deseo de seguir viviendo junto a Espartaco”. Blanco y en botella. No le quería ni en pintura. Encima, sus problemas con la justicia, no le ponían nada fácil resultar amado. En 1978, el productor cinematográfico se encontraba en búsqueda y captura por presuntos delitos de estafa y falsedad de documento público. De ahí que la madre de Carmencita no dudara en calificar a su ex yerno de “víbora”. Para que luego digan que Kris Jenner coge ojeriza a las parejas de sus hijas…

Tita Cervera y Espartaco Santoni Lecturas Años Dorados
EFE

Y es que Tita es mucha Tita. Con la misma determinación en los 70 se cogía un avión para pedir el divorcio que en los dosmiles se ataba a los árboles del Paseo del Prado frente a su museo a grito de “¡no, a la tala, no a la tala!”. Idéntico arrojo. E idéntico gusto por el cardado, también os decimos.

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Afortunadamente para el corazón de esta maniquí que con solo 35 años se quitaba edad para parecer más joven, las cosas acabaron muy bien. Al finalizar 1978, Carmen estaba de nuevo enamorada e ilusionada. Él se llamaba Manolo Segura y era un peso pesado de la publicidad. Con los años, él se convirtió en alguien clave de su vida alguien que permaneció para siempre, pese a que su relación amorosa no prosperó. Con los años se confirmaría la identidad del publicista como el padre biológico de Borja, el hijo mayor de la que se convertiría en baronesa. A ver si no vamos a ver a Kim Kardashian, tras su divorcio, convertida en duquesa. El título de reina del papel couché ya lo tiene.