Pilar Eyre

Pilar Eyre

Rey Juan Carlos

"Las memorias del emérito que llevan 32 años desaparecidas verán la luz"

Atención! ¡Faltan tres meses! ¡Tres meses y catorce días exactamente para que aparezca un libro que lleva 32 años apartado de la circulación y que va a dar mucho que hablar! Ese documento único y deslumbrante en el que por primera y única vez Juan Carlos de Borbón se abrió el pecho y ofreció su corazón sin censuras, un libro que removió la sociedad de su época y que el próximo mes de octubre, el día 22 exactamente, nos volverá a estremecer, nos va a asombrar, nos va a conmover y quizás también indignar.

Estoy hablando de ‘El rey’, las confesiones de viva voz que Juan Carlos dictó durante siete meses en treinta cintas magnetofónicas a José Luis de Villalonga y que aparecieron en el año 1993. Desde entonces hasta ahora habían estado misteriosamente desaparecidas, hasta que la editorial La Esfera las ha recuperado después de una complicada negociación que empezó a gestarse en el mes de enero. Aparecerán con un prólogo y un prefacio nuevos, son 500 páginas en las que Juan Carlos contesta a todas las preguntas del marqués de Castellbell, Grande de España y socialista, que conocía perfectamente qué queremos saber los españoles de nuestro rey. Cómo fue su infancia. Cómo fue la relación con su padre, con Franco, con Sofía… No tiene problemas en abordar un hecho tan importante como el 23-F, qué pasó, su papel y sus responsabilidades, ¡no nos esconde nada! Nos habla de sus hijos, de la aristocracia y de la burguesía. De la política, la derecha y la izquierda, “le debemos mucho a Santiago Carrillo”. Antes nunca lo había contado… y después tampoco. Porque después de ‘El rey’ no ha habido más declaraciones, ni libros, ni entrevistas. Esa puerta que abrió José Luis con elegancia y sabiduría se cerró para siempre y esa es la razón por la que este es un documento único.

Un documento impagable

Aunque no solo por eso es tan valioso. Releo el texto, me sumerjo de nuevo en este libro fundacional, el kilómetro cero de todos los libros que se han escrito sobre Juan Carlos ¡y nadie lo ha superado! Nunca se ha superado esta biografía del rey, ninguno de nosotros, los que hemos escrito sobre él, hemos llegado más lejos, ni más adentro de lo que llegó José Luis de Vilallonga en 1993. Aquí está todo, no solo lo que había pasado antes, si no lo que ocurriría después. Podemos saber de donde salió la necesidad de atesorar bienes con codicia, esa debilidad que habría de llevarlo al desastre, el exilio, los juzgados y la crónica negra de nuestros periódicos. “Toda mi vida, desde pequeño, siempre he oído hablar en mi casa de problemas económicos”, y también “de joven el marqués de Mondéjar me tenía que pagar los trajes porque yo no tenía dinero”. En las últimas páginas reconoce con amargura y cierta timidez, “ser rey (en España) no está demasiado bien pagado”. También leemos frases que hoy, cuando aquel monarca que asombraba al mundo se ha convertido en un paria, resultan turbadoras, “cuando era niño mi padre me dijo, sabes, Juanito, un rey no debe abdicar jamás”. Y llega a estremecerse de espanto ante el magnetofón de José Luis, “¡morir en el exilio debe ser lo peor que puede sucederle a un hombre!”. 

Familia real

El aroma del rey

Por eso hoy este libro es doblemente deslumbrante. Y también doloroso, porque lo vemos con otros ojos, con los ojos del hoy, ojos sabios, viejos, desengañados, escépticos, traicionados, burlados, que, sin embargo, no dejan de emocionarse al susurrar esta frase, como para nosotros mismos, “morir en el exilio es lo peor que puede ocurrirle a un hombre”. Y, además de sus palabras, Jose Luis nos transmite de forma magistral el metalenguaje de los gestos, el olor, los objetos, la ropa… Que si las “sorprendentes” corbatas de Hermès, el “breitling” que llevaba en la muñeca, los trajes grises, ese ligero aroma, no a perfume, sino a Cohíbas, su mímica, su risa espontánea que le hacía arrugar la nariz, ese casticismo en el habla, esos giros y dobles sentidos que solo tienen significado en castellano, sus sonrisas apenas esbozadas… “A veces ciertos silencios dicen más que las explicaciones”. 

Muy vendido, muy criticado

Me contó José Luis que el rey, mientras se confesaba, siempre buscaba sus ojos. Porque yo tuve la suerte de conocer mucho a Vilallonga y pude hablar con él de esta “especie de memorias, yo hablo, José Luis, y tu luego escribes, no me hagas decir fechas, que soy un desastre para eso”. Le pregunté cómo había conseguido que el rey, tan extrovertido aparentemente pero tan hermético en el fondo, se sincerara de esta manera. Corrían muchas leyendas al respecto, la más popular era que había conseguido llegar a él por intermediación de Marta Gayá, la ‘girlfriend’ del rey, incluso se dijo que el propio Juan Carlos le había pedido a José Luis que le pagara a su novia una comisión del diez por ciento, ya que el libro fue récord de ventas.

Todo me lo negaba el marqués de Castellbell entre risas. “Mira, Pilar, fue muy fácil, lo llamé, me citó y estuvimos siete meses viéndonos. Yo también me atreví a preguntarle cómo había decidido dar este paso, y conmigo, y me contestó, porque tú y yo hablamos el mismo lenguaje”. Ignoro si el rey se quedó contento o no con el resultado definitivo. Ciertos escritores lo criticaron por envidia y el “entorno” se lo reprochó siempre, empezando por Sabino Fernández Campo, el jefe de la Casa, “un disparate”, su padre “una gran equivocación, no ‘hace’ rey”, y terminando con Sofía, dolida porque su marido la había definido tan solo con un frío “una gran profesional”. Pero si sé que la relación de Juan Carlos y su biógrafo no se rompió nunca. Cuando José Luis murió en brazos de la única mujer a la que había amado de verdad, Sylianne Estela, la “estupenda señora Vilallonga”, me contaron que el rey lo lloró amargamente.