Tic-tac, tic-tac… ¡Cuenta atrás! Para que veamos a María Teresa Campos en un nuevo programa, tan grande como ella se merece. “Espero que muy pronto pueda dar una buena noticia”, me confiesa, ilusionada, “no es nada de lo que se comenta por ahí, ¡solo lo sé yo, y me callo, pero como callo, los demás inventan!”.

Voy a preguntar más, pero me corta: “Ahora estoy con la mudanza, que no es fácil porque ya sabes lo grande que es mi casa…”. Y es que Teresa pasa de 2.000 m2 a 400, que es lo que mide el chalé adosado de Aravaca al que va a trasladarse de forma inminente y por el que pagará 4.500 euros al mes.

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María Teresa Campos casa

“Hay que deshacerse de ropa, regalos. Cada día voy haciendo una limpieza impresionante de papeles y cosas que ya no interesan y que no me quiero llevar a la nueva casa”. Ríe, despreocupada, feliz, joven: “¡Ya dijo alguien que dos mudanzas equivalen a un incendio!”.

Le pregunto más detalles del nuevo programa. La querida amiga aprieta los labios. Me pongo de rodillas y le pido por caridad que me dé una fecha, primavera, verano, otoño… Al final, a regañadientes, concede: “Octubre”.