Primer domingo en prisión ¡y solo! ¡No fue nadie a verlo! A Iñaki Urdangarin, digo. Pero eso no le afectó, pues ya lo había pactado con Cristina, dado que la prisión estaba tomada por periodistas. Aunque la intención de la infanta no es ocultarse. Pasará ante los parientes de los otros reos y los fotógrafos con la cabeza muy alta para ir a ver a su marido, como cualquier ciudadana que tiene un familiar en prisión.

¡Recordemos que ellos se creen inocentes y no tienen nada de qué avergonzarse! Y, acuérdense de lo que les digo, aun sonreirá a los flashes, como hacía María Antonieta cuando la llevaban al patíbulo y sonreía de forma automática saludando con su mano desnuda a las ‘tricoteuses’ que celebraban que fuera a la guillotina.