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La manifestación fue apoteósica. El éxito de la convocatoria, incontestable. Luego vendrán los medios afines y regados con publicidad institucional de la comunidad y dirán que éramos cuatro gatos movidos por el odio a la presidenta. Mentira. Madrid se tiró a las calles. En las próximas elecciones autonómicas hay mucho en juego. Aparte de la sanidad, que medios que se dedican a esparcir bulos sigan subsistiendo gracias a Ayuso, quien la noche de los Goya volvió a sacar a pasear su nula empatía con el dolor ajeno. Escribí en un tuit que no tiene corazón sino urna electoral. Solo así se entiende que después de que Eulàlia Ramón, viuda de Carlos Saura, agradeciera la labor del hospital de Villalba en el que había estado ingresado el cineasta, Ayuso aprovechara para publicar un tuit ensalzando las bondades de la sanidad de la comunidad. Su oportunismo es tan excesivo como enfermizo. En la manifestación estuve con Mónica García, Íñigo Errejón y Eduardo Rubiño. Escuché que si no se producen avances se volverá a las calles el veintiséis de marzo. Ahí estaremos.