El flamante rey Guillermo Alejandro pronunciará el día 30 de abril su juramento vestido de etiqueta, con corbata de lazo blanco, rodeado de los símbolos de su poder cuidadosamente dispuestos sobre una mesita: la corona (soberanía y dignidad), el cetro (la autoridad), el orbe (el territorio); la espada y el estandarte real los portarán brazos en alto dos soldados.

Todos estos símbolos se utilizan desde la entronización de Guillermo I, en 1815. También el manto que cubrirá la real humanidad de Guillermo Alejandro, una soberbia pieza que se desempolva solo para esta solemne ocasión. Bueno, mejor dicho, no exactamente. El manto...,

El manto, tiene su historia

El manto real o 'kroningsmantel' , el original, en realidad nadie sabe donde para, de modo que más que desempolvarlo habría que decir que se restaura, rediseña y hasta reconfecciona. Porque el histórico manto de armiño, que lució la reina Beatriz en su entronización en 1980 y que en teoría ha ido envolviendo los hombros de los sucesivos monarcas desde Guillermo I en 1815, ni es tan histórico ni tan de armiño. Tampoco es que sea una burda imitación de atrezzo, pero el manto auténtico pasó a mejor vida hace ya mucho tiempo. Concretamente 65 años.

Fue, en efecto, en 1948, cuando asumió el trono la abuela de Guillermo Alejandro, la reina Juliana. Juliana encargó al muy renombrado y joven modisto suizo Erwin Dolder su traje para la ceremonia, y Dolder, encantado con su creación y dispuesto a que todo el mundo la admirara, consideró un desdoro que el vestido quedase deslucido bajo un viejo manto de terciopelo y armiño, por muy histórico y centenario que fuera.

De manera que el modisto convenció a la Reina de que se olvidara de la raída capa de su tatarabuelo y le fabricó un nuevo manto con terciopelo suizo y restos usados de armiño, al que cosió los 83 leones bordados en oro procedentes del original. Original del que nunca más se supo, aunque en sus últimos años de vida, Dolder, que dejó Holanda acosado por las deudas en 1956, se dejaba ver por los círculos homsexuales suizos envuelto en una curiosa mezcla de chaqueta, casaca y capa roja (sin leones) que muy bien podía ser aquella.

 

 

Capa Holandesa

 

"La capa de C&A"

Pero tampoco el diseño de Dolder para la de la reina Juliana resistió el paso de los años: el armiño reutilizado fue dejando alarmantes síntomas de alopecia, de manera que, en 1980, la madre de Guillermo Alejandro, Beatriz, la hizo restaurar y adaptar a su gusto por su modista personal Theresia Vreugdenhill. La señora Vreugdenhill, que visitó a la reina toda la vida, lo hizo utilizando para la restauración piel procesada de armiño procedente de piezas en desuso de clientes suyos, en espacial la esposa de un ex director general de la popular firma C&A. Por eso la misma familia real bromeaba a menudo diciendo que Beatriz se entronizó vestida de C&A (compañía de profunda raigambre holandesa que debe su nombre a los hermanos Clemens y August Brenninkmeijer, quienes la fundaron en 1841).

Ahora el falso manto histórico de la reina Juliana reciclado en manto de la reina Beatriz será adaptado a las  espaldas, se supone que más anchas, de Guillermo. Las hombreras, por lo menos. De momento el Servicio de Información del Gobierno (RVD) no ha comunicado quién se ocupará de la adaptación del kroningsmantel. Lo que sí es seguro es que, aunque se restaure en un futuro, no se hará ya más con piel de armiño. El Partido Animalista preguntó el mes pasado por ello al primer ministro, Mark Rutte en el parlamento y este respondió por escrito que el manto histórico tiene piel de armiño pero que que desde la restauración de 1980 no se ha vuelto ni se volverá a usar piel natural entre otras razones porque en Holanda está prohibida la cría de animales para la peletería. Los animalistas preguntaban también por las túnicas de piel que visten los magistrados. "Desde hace años son todas de piel sintética", respondió el ministro de Justicia Ivo Opstelten.