Avery Anderson era un bebé de poco más de un año de lo más querido. Risueño, despierto y muy simpático. Era el hijo de Ricky, uno de los primos preferidos de Kanye West. Hoy, todos en la familia lloran la peor pérdida de todas, la del pequeño Avery.

El pasado martes, el niño no se despertó. El sobrino de Kanye y Kim no tenía ninguna enfermedad y poseía un estado de salud excelente. Él se fue a dormir el lunes, y en la mañana del martes su madre no volvió a toparse con su mirada dulce.

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Se trata de una trágica muerte, no solo porque es un niño de tan corta edad, sino por las circunstancias que la rodean. Tan de rápido. Con tan poca previsión. Tan letal emocionalmente para todos.

Kanye y su primo Ricky guardan una relación de lo más especial. Los dos son íntimos amigos, hasta el punto que el rapero ha dado trabajo a este miembro de su familia en una de sus empresas, en concreto, en su sello de música, lo que significa colaborar codo con codo con ‘Yeezy’.

Los padres del bebé, Erica y Ricky, aún destrozados por la pérdida, siguen en shock y no hacen más que honrar la memoria del pequeño a través de las redes sociales. “Esta vida es tan injusta. Te quiero con todo mi ser y es inenarrable lo doloroso que me resulta encontrar la fuerza para hacer una sola cosa sin ti. Estoy agradecida por haber podido disfrutar 17 meses contigo. Me trajiste tanta felicidad. Gracias por todas las risas, los mimos, abrazos y besos. Tú cuidaste de mí de un modo que nadie más pudo. Mi corazón está roto para siempre. Te quiero tanto… mami está contigo”, dedicó Erica a su bebé.

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