Terelu Campos posa en bañador por primera vez después de someterse el pasado mes de octubre a una doble mastectomía. Muy recuperada de la amputación de sus pechos, abre su corazón para contar cómo lleva las secuelas de su intervención. Las cicatrices físicas se mitigarán con el tiempo. Las del alma, le duelen más. Está muy molesta por la polémica que se ha generado por la venta de su casa. Aunque nada es más importante que su salud, sale el sol en su rostro cuando, emocionada, nos confirma que los resultados de su última revisión son buenos. Está sana.

Ha sido muy emocionante verte posar tras la doble mastectomía.

Sí. ¡No dormí la noche antes! ¡Han debido pasar unos 30 años desde la última vez que hice un posado así! Entonces, me veía gorda y pesaría unos 45 kilos. ¿Cómo pude no disfrutar de lo bien que estaba? Tendría veintitantos años y salía siempre con medias en agosto, creía que no tenía bien las piernas. He sido mi mayor enemiga.

¡Estás guapísima!

Tengo un escote estupendo, aunque yo quería menos pecho. Tengo una 90 de contorno y estoy entre una B y una C. Entiendo a mi doctora. Dice que baja el 30% de su tamaño original. Además, creo que no quiere ser la responsable de quitarle el pecho a Terelu y que tenga una porquería de escote [risas].

¿Estás recuperada de la doble mastectomía?

Mucho mejor, pero solo yo sé lo que llevo en mi cuerpo. No lo puedo comparar con nada. Es una presión, como si todo estuviera pegado en la zona del pecho. Es una molestia continua. Cuando cambia el tiempo, lo noto.

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