Que no exista una sola imagen de Iñaki Urdangarin entrando en la prisión de Brieva, como tampoco hay constancia gráfica de que la infanta Cristina haya ido a visitarlo, o la madre del exduque, Claire Liebaert, que también parece que visitó a su hijo en los primeros días de reclusión, han alimentado una sorprendente duda: ¿ingresó realmente Iñaki en la prisión de Brieva o está en algún otro lugar desconocido?

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Esta sorprendente teoría ha circulado en las redes sociales en los últimos días. Nadie entiende cómo, si se le pudo fotografíar a su llegada a España, desde Ginebra, el pasado domingo 11 de junio, un día antes de su ingreso en prisión, no existe ninguna imagen de su entrada en la cárcel. Al día siguiente se supo que Urdangarin había ingresado en el centro penitenciario de Brieva. Hasta ese momento, muchos rumores sobre el destino final del exduque despistaron a los periodistas: que si la prisión de Estremera, en Madrid, o la de Vitoria, cerca de donde vive su madre... Al final, fue Brieva, el centro al que apuntaron las primeras informaciones, dado el movimiento de adecuación y actualización del módulo que llevaba cinco años cerrado.

Pero ya estando ingresado en Brieva, muchos medios han estado haciendo guardia a las puertas de la cárcel a la espera de ver a aparecer a la infanta Cristina, a algún otro familiar de Urdangarin o incluso a su abogado, Mario Pascual Vives. Pero nadie ha visto a nadie y, hace unos días trascendió la información de que la infanta Cristina, un día después de asistir a la graduación de su hijo Juan en Ginebra, viajó de incógnito a Madrid y visitó a su marido por espacio de 40 minutos. Del mismo modo, también ha trascendido que la madre de Urdangarin pudo visitarlo en prisión. ¿Por qué no hay imágenes de su entrada?

Se cree que ambas visitas podrían haberse producido accediendo con un coche con los cristales tintados hasta el patio interior de la prisión. De ser así se trataría de un presunto trato de favor, ya que las visitas deben dejar el coche fuera y entrar a pie.

El programa 'Socialité' habló con un funcionario de prisiones, Adolfo Fernández, que desmintió ese trato de favor. "No tendría sentido mostrar esa imagen si no es por el morbo. A Urdangarin ni se le protege ni se le deja de proteger", afirmó.