Hombre casado, médico y hasta con un hijo… Y Rubén Cortada empeñado en no arrojar un poco más de luz sobre su pasado. “Estoy aquí porque he trabajado mucho, he pasado horas y noches sin dormir y el dinero que no tenía lo he invertido en esto. No he llegado a ‘El Príncipe’ vendiendo mi vida”, asegura el cubano quien, en menos de un año, se ha convertido en el sex symbol y en el actor más buscado por los papparazzi. Mañana mismo comienza el rodaje de la segunda temporada de la serie de Mediaset y tendrá que raparse el pelo. Seguirá igual de guapo o más, aunque ese es un tema que también le incomoda. De hecho, cuenta que de pequeño, las niñas ya le cantaban una canción en el patio del colegio. Prefiere ir de incógnito, algo casi imposible cuando ya en Cuba le paran para preguntarle si es él a quien ven en Internet -que así se ve ‘El Príncipe en la isla-. Aquí se le atribuyen novias. Hasta su propia representante Kalia Garzón, lo que él califica de “surrealista”. Lo bueno del éxito, que su familia ya sabe lo que desata su hijo pródigo. Su padre, que era un ídolo para él, “ahora es mi mayor fan”.

Estás raro con tanto pelo…

¿Te parezco raro? Ahora soy yo en versión normal. De aquí me voy a la peluquería, que mañana grabamos. He intentado apurar lo máximo posible.

Terminasteis la primera temporada en lo alto, ¿la segunda cubre las expectativas?

El capítulo 14 va a arrancar fuerte. En serio. Los guionistas van a mantener la tensión en todo momento. Ya lo verás. Desde que arranca.

Viendo lo bien que funcionasteis tu personaje y tú, ¿vais a tomar mayor protagonismo? Que estuviera a punto de morir Faruq a manos de su hermano, ¿va a cambiarle?

Eso te afecta en la vida real. Si tu hermano te intenta matarte, eso te va a marcar toda la vida. Si no puedes confiar a tu hermano, ¿qué te queda? Eso le va a crear mucha desconfianza a su alrededor. Además, la guerra va a ser más cruenta. Todo va a ser más caliente. Va ser un hervidero. Una locura. Y eso va a arrastrar todas las tramas. La de la policía, la de mi hermana y Morey…

Y que la serie tenga fecha de caducidad, es decir, que la serie acaba con el último capítulo de la segunda temporada, ¿no te da rabia?

Siempre se nos habló de que moriría. Quería un producto muy cuidado y por una cuestión de calidad, no querían alargarlo ni mantenerlo por una razón de audiencia…

A ti te ha dado mucho ‘El Príncipe’…

Tengo la suerte de que por ‘El Príncipe’, y el trabajo tan bonito que me ha regalado, me hayan llegado proyectos de cine y he elegido dos.

¿Dos? ¿Cuéntame algo?

No. Que los productores me van a matar.

¿En España o fuera?

Aquí y fuera. El de fuera es una coproducción.

Pero volvamos a ‘El Príncipe’. Cuando una cosa gusta, lo normal es que dé rabia que se acabe.

Duele. Sí. Porque cuando quieres algo mucho no lo quieres perder. Pero es como una historia de amor con la persona de tu vida, pero que acaba. Que se queda ahí. Como un mito. Yo estaría encantado de que siguiera. ‘El Príncipe’ me ha traído hasta aquí y me ha dado la atención del público y la prensa.

Tu personaje cambia por ese intento de asesinato por parte de su hermano y porque en esta temporada se convierte en padre, ¿no?

Sí. Buena parte de la trama va por ahí, pero no va a ser tan bonito como parece.

¿Y con Fátima?

Ellos se quieren, se necesitan y necesitan sentarse a hablar. Son hermanos.

Como espectador, ¿qué evolución te gustaría ver en tu personaje?

Que siga haciendo lo mismo. O que se pelee, que tenga más guerra. Tan física como psicológica.

¿Qué te ha dado y qué les has dado a él?

Yo espero que sentido común, que dentro de su locura, de su poder, de su agresividad, le haya dado coherencia a la hora de decir qué quiere tomar en la vida. Yo como ser humano, me siento mejor así. De él he aprendido un arte marcial nuevo, el haikido. El árabe… He estudiado árabe. Y la gente del país. Cómo se mueven, cómo mueven las manos, cómo hablan… El mundo árabe me gusta.

Tú eres uno de los personajes más controvertidos de la serie, una serie que da una imagen de Ceuta no siempre amable. Ahora, volverás. ¿Qué te esperas que te vayas a encontrar?

La gente está contenta. Te tiene cariño. Te piden fotos. Les gusta tu trabajo. Les gusta el producto. Te quiere. Es un tema delicado. Una denuncia, al final. Pero hay cariño, y en el fondo, de alguna forma, se está hablando de ellos, se les presta una atención, ¿no?

¿Y a ti? Ser el objeto de la atención, ¿cómo lo llevas?

Es incómodo que te miren. A ti te molestaría también. Estoy acostumbrándome a ir con gorras, con gafas, a no llamar lo atención. A veces, cuando te ven, lo dudan, pero siempre te dicen algo por la calle, a veces insisten tanto que…

¿No lo llevas bien?

Intento pasar desapercibido. Pero hay que vivir con eso. Es una etapa. Una temporada. A ver si tengo suerte.

Forma parte de la fama.

Sí, es el sitio que me habéis dado la presa y el público. Quizás me habéis dado un lugar que no era el que al principio tenía.

Ea presión mediática ¿te hace más responsable con tus trabajos? ¿Con tu interpretación?

Claro. Tengo que asumir una responsabilidad porque la gente espera mucho de Faruq. Pero también creo que estoy preparado para afrontar todas las trama de mi personaje. Todo lo que le pueda pasar a nivel personal y aportar cosas.

Imagino que tu familia ya sabe del “fenómeno Cortada”…

Mi padre, que para mí era el ídolo, se ha convertido en mi mayor fan. De repente lo veo buscando noticias sobre mí. “Papi, qué haces?”, le digo. Hace cosas que no busco ni yo…

Alucinará tu padre cuando te vea de marroquí…

No me ha mencionado el tema del marroquí… (risas) A mí también me ha sorprendido porque nadie me había mandado a esa parte del mundo…

Pero cuando llegas a Cuba no te queda ni rastro de acento árabe, ¿no?

Aterrizando tienes que ser ya cubano.

¿Sigues yendo a clases de dicción?

No se puede parar de ir. Porque se te escapa y vuelves al origen.

La serie ya se ha vendido a otros países. ¿Te gustaría que se viera en Cuba?

En Cuba ya se está viendo, pero no en la tele, sino a través de Internet.

En Cuba se dice que eres médico, que estás casado…

Yo he intentado llegar aquí por mi trabajo. Mi vida privada no tiene sentido comentarla. Y no necesito hablar tampoco de ella porque se la inventan.

¿No eres médico?

Yo estudié ingeniería automática en la Cujae. Estudié bachillerato… Trabajé aquí como modelo. Viajé. Y cuando tomé la decisión de ser actor, volví a Cuba para prepararme con el profesor Humberto Rodríguez. Regresé y tuve la gran suerte, el privilegio y el lujazo de encontrarme con Kalia Garzón, que es la que realmente es el arquitecto de todo. Cada paso fue pensado por ella y correspondido por mí. Ella me envió al logopeda, ella…

¿Y que estás casado?

No voy a entrar ahí. No voy a confirmar si soy médico o no. No voy a confirmar ni a desmentir si estoy casado o no. La vida privada de la gente no me interesa. Me interesa la profesional, de la que pueda aprender.

Pero entiende Rubén, que tus fans quieran saber de ti

Si yo lo entiendo, pero yo estoy aquí porque he trabajado mucho, he pasado horas y noches sin dormir y el dinero que no tenía lo he invertido en esto. No he llegado a ‘El Príncipe’ vendiendo mi vida y con este trabajo me siento mejor persona, me ha preparado incluso como ser humano. Estoy muy contento de haber ido por este camino y mi vida privada es una tontería comparada con el trabajo que he desarrollado para llegar a este punto.

Pero luego, ten en cuenta que todo también se pueda resumir en que eres el nuevo guaperas de la tele…

Lo de guaperas está ahí, pero estoy intentando prepararme pasa que no solo quede eso.

Hombre, guapo eres

Eso lo ven los demás. Yo no lo veo. Yo no me he dado cuenta de eso.

Cuando uno se convierte en modelo…

Me pagaban por fotografiarme. Salió sólo. Fue una posibilidad más. Mi profesora de español y literatura me lo dijo: “Rubén hay un sitio donde te puedes sacar un dinero”. Yo lo necesitaba en ese momento y lo hice.

¿Cuál es el mejor piropo o la mayor burrada que te han dicho?

¿Ahora? Ninguna burrada nunca ha superado a lo que me cantaban cuando era niño, las chicas de mi colegio.

¿De niño y ya te pesaba lo de ser tan guapo?

Es que yo estoy dentro de mí. No lo veo. No le presto atención a eso.

¿Y mujeres a tu alrededor? Se ha dicho que Kalia, tu representante.

Me provoca la risa. Eso es surrealista.