Julián Contreras está enfadadísimo. Y no es para menos. ¿A quién le gusta que le dejen tirado en una cita? A nadie y eso mismo es lo que le ha pasado al hijo menor de la tristemente desaparecida Carmina Ordóñez, que no termina de levantar cabeza en lo que a cuestiones de trabajo se refiere. Parece ser que Julián había quedado con alguien por un tema de trabajo y esas personas lo dejaron plantado.

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"Quiero dar las gracias personalmente a las dos personas que me han dejado tirado hoy después de cogerme una cita. Me tomo mi trabajo muy en serio y lo mínimo que espero es algo de respeto. No os gustaría que hiciese lo mismo con vosotros, eso seguro. Si queréis hablar conmigo, nos tomamos un café, pero no juguéis con aquello que es importante. Qué triste", escribió Julián en un Stories.

Julián Contreras Jr.

Parece que a Julián Contreras le está costando un poco encontrar su lugar en el mundo. Él sabe que ha cometido errores en su vida que, posiblemente, le estén pasando factura, como cuando acudió con su padre a un 'Deluxe' y explicar que se sintieron marginados en la boda de su hermano Cayetano Rivera y Eva González. Aquello le costó un nuevo enfado con sus hermanos Fran y Cayetano, que por supuesto desmintieron que hubieran dejado de lado a los Contreras, hijo y padre.

Con todo, a principios de año, Julián se nos mostraba como un hombre renovado, lleno de proyectos y con un aspecto físico envidiable. Empezó a colaborar con el programa de Teresa Campos 'Qué tiempo tan feliz' y preparaba un nuevo libro. "Durante estos meses me he encontrado. Estoy en un momento muy bueno, muy positivo, muy centrado en el desarrollo personal, proyectos distintos y enriquecedores y con muchas ganas de galopar", explicaba. Sin embargo, poco le duró la alegría, el programa de Teresa acabó y del libro nunca más se supo.

Al margen de la buena o mala suerte que pueda acompañar a Julián, estamos totalmente de acuerdo con él en que todo el mundo merece un respeto y eso de dejar tirado a alguien no se hace. No es extraño, pues, el monumental cabreo que se ha pillado. Con razón.