El príncipe Louis pone a prueba la paciencia de Kate Middleton durante el Jubileo de Platino

Louis de Cambridge se ha convertido en el auténtico protagonista del Jubileo de Platino de Isabel II. Más allá de la monarca, el hijo pequeño de Kate Middleton y el príncipe Guillermo ha acaparado todo tipo de titulares gracias a su espontaneidad. El pequeño ha pasado de ser un desconocido para el gran público a ganarse los corazones de los ingleses (y gran parte del extranjero), hasta el punto de que sus propios padres lo han reconocido en su última publicación de Instagram con la frase: “Lo hemos pasado increíble… Especialmente Louis”. Eso sí, su forma de ser también ha puesto a prueba la paciencia de la duquesa de Cambridge durante todas y cada una de sus apariciones.

El príncipe Louis y Kate Middleton, durante el desfile en honor a Isabel II

En especial, Kate Middleton tuvo que dar lo mejor de sí para conseguir mantener a raya a su hijo durante el gran desfile en honor a la reina Isabel II que el palacio de Buckingham organizó el pasado domingo. Una ocasión en la que el pequeño Louis dejó claro que, como buen niño de cuatro años, lo suyo no es estarse quieto en un asiento. El hijo menor de los duques, de lo más expresivo, no pudo contener sus muecas y gestos espontáneos en algunos momentos del mismo. A su lado, su madre intentó que parara, mientras él puso a prueba su paciencia en más de una ocasión.

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Por momentos, Louis estuvo tranquila escuchando con atención a su madre, que incluso le dio el programa del espectáculo para que se estuviera quieto. En otros, en cambio, Kate tuvo que ponerse seria, hasta el punto de que le regañó por tirar del pelo a una de sus primas. Con infinita paciencia, la duquesa intentó hacer ver al pequeño que lo que hacía no estaba bien, aunque este optó por irse con su abuelo para continuar con la fiesta.

El príncipe Louis y Kate Middleton, durante el desfile en honor a Isabel II

Una aparición pública en la que Kate Middleton ha dejado claro lo unida que está a su hijo, con quien también protagonizó imágenes de mucha ternura. Entre abrazos, carantoñas y travesuras propias de un niño de cuatro años, la duquesa de Cambridge supo salir más que airosa de una situación en la que, eso sí, tuvo que tener una paciencia infinita.